MANIFIESTO DE APOYO A JON SOBRINO DE ALUMNOS Y ALUMNAS DE LA UNIVERSIDAD PONTIFICIA DE COMILLAS (MADRID – ESPA?A)

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No tenemos duda de que hay gente más preparada y que puede hablar de Jon Sobrino con más autoridad que nosotros. Sólo somos personas que hablan desde su corazón, desde lo más pro­fundo de su alma y su fe, y que nos preguntamos si los cristianos y cristianas debemos aca­tar todo lo que las jerarquías dicen o mandan, y si callamos ¿lo hacemos por temor o por sumisión?

Queremos empezar dando las gracias a Jon por ayudarnos a encontrar ese evangelio que se había olvidado entre homilías aburridas que no decían nada. Gracias por ese esfuerzo intelectual que ha permitido que muchos fieles volvamos a buscar a ese Dios humano que está al lado y con los más pobres del planeta. Por decir aquello que muchos necesitábamos que se dijera. Por conseguir que las palabras Justicia y Dignidad vol­vie­sen a oírse en los púlpitos. Gracias por recordarnos que lo primero es proporcionar a las personas una vida digna y, después, hablarles del Evangelio del Cristo liberador. Gracias por afirmar que fuera de los pobres no hay salvación, lo que, a juicio de cualquier cristiano y cristiana, es el men­saje del evangelio.
Te agradecemos ser la voz de quienes creemos que la uniformidad de criterios en la Iglesia sólo trae épocas oscuras y tristes. Esta Iglesia es la que ha pedido muchas veces audacia a los teólogos y los ha exhortado a debatir, y a que consideren como normales este tipo de con­flictos ya que, después, la fe y la misma comunión entre los fieles sería más fuerte. ?sta es la misma Iglesia que no quiere debatir. Nos da la impresión de que todo se dijo de cara a la platea.
Al final no ha habido censura, pero se dejan futuras decisiones sobre Sobrino en manos del Arzobispo de El Salvador. Muchos fieles en todo el mundo esperan que no hayan futuras sanciones que muchos consideraríamos como antievangélicas . Poco po­demos decir de la Notificación ya que no entendemos qué quieren decir con eso de la justa colocación epistemológica, ni qué significa ?homo assumptus?, menos aún en­tendemos qué es la unión hipostática, y se nos escapa el significado soteriológico de la muerte de Cristo.
Pero sí podemos recordar aquellas palabras de Santiago en su epístola donde dice que Dios escogió a los pobres para hacerlos herederos del Reino (Sant. 2,5). Y en Mateo (25, 40) vemos que Jesús, Dios, se identifica con los pobres, marginados y excluidos, y no olvidemos aquellas otras palabras de S. Pablo a los Gálatas donde decía que si alguien nos anuncia otro evangelio diferente al Dios de los pobres, lo tengamos por proscrito. (Gal.1,8). La intención de los cristianos y cristianas no es perseguir a nadie. Todo lo contrario, es vivir y amar toda la creación del Señor. Y como dice un proverbio japonés: ?es imposible hablar con aquellos que no han comido su pan con lágrimas??, es por ello que no vamos a seguir discutiendo este documento.

Jon representa a las personas que murieron en el camino (Rutilo Grande, Monseñor ?scar Romero, los mártires de la UCA, y tantos otros a los que recordamos con cariño). Sobrino también representa a muchas personas que también han sido acalladas de malas maneras.

Queremos terminar con palabras de ánimo, esperanza y de agradecimiento para Jon Sobrino, el cual sí ha conocido y comido ese pan bañado en lágrimas. Un jesuita que tiene el corazón lleno de los nombres de hermanos y hermanas heridos por un mun­do que hiere a muchos, como diría Casaldáliga. Esperamos pronto tus escritos y tus es­peranzadoras palabras sobre la opción preferencial por los pobres. ¡¡Estamos contigo!!
Finalizamos pidiendo a Quien nos llama y envía nos dé la fuerza ?para seguir luchando en medio de la noche oscura hasta el despuntar de la aurora??. Que así sea.

Madrid, a 22 de marzo de 2007.