Malí tiene uno de los índices más alto de mutilación genital en África, pero las organizaciones que trabajan para detener la práctica declaran que están avanzando lentamente en la dirección del cambio de actitudes. Cerca del 92% de todas las mujeres malienses entre los 15 y los 49 años ya han pasado por este proceso, según cifras oficiales.
La excisión se practica en 28 países africanos como un método tradicional de mantener a las mujeres castas y elegibles para el matrimonio. El proceso conlleva la extirpación de parte o de todo el cuerpo de los labios externos y el clítoris y puede provocar hemorragia, infección, complicaciones durante el embarazo y repercusiones psicológicas a largo plazo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). La forma más grave de práctica conlleva la costura de la apertura vaginal dejando un orificio del tamaño de una cabeza de cerilla para el paso de la menstruación y de la orina.
Se han encontrado reseñas a la circuncisión femenina que datan de hace miles de años, pero la práctica es considerada ahora por un número crecientes de gobiernos africanos como culpable de serios problemas de higiene y de salud.
Aissata Diakite, directora de la asociación de organizaciones no gubernamentales de mujeres de Malí, declaró que desde 1991 al menos 200 de los practicantes del antiguo ritual han dejado sus escalpelos y se han comprometido a no volver a mutilar genitalmente a ninguna niña. «15 grandes localidades malienses están hoy en el camino de abandonar también esta práctica».
La excisión se practica aún en todas las regiones de Malí, tanto en las zonas urbanas como en las rurales, y por todos los grupos religiosos del país, aunque la extensión de la práctica varía entre las regiones y las etnias.
Diakite declaró que la gran resistencia al cambio se encuentra en el sur de Malí, mientras que en el escasamente poblado norte apenas se practica.
El gobierno de Malí estableció un comité nacional para examinar la salud de niñas y mujeres en 1996, que cuenta ahora con ramificaciones en todas las regiones. El gobierno prohibió en 1999 a los médicos practicar la excisión.
El ministro de Mujer, Infancia y Familia de Malí, M?Bodji Sene, declaró que la educación es la clave para el cambio. «La comunicación es el comienzo del final del proceso del cambio», comentó Sene en una reunión sobre la excisión el mes pasado. «Todo el progreso registrado en el cambio de comportamiento se debe a la repercusión positiva de la comunicación moderna y tradicional».