El ex obispo que rompió la hegemonía colorada asume el cargo
Lugo saluda ayer a la multitud antes de tomar posesión como presidente de Paraguay. –
Signo del viento transformador en Paraguay, el ex obispo Fernando Lugo cambió ayer los hábitos religiosos por la banda presidencial. Acabó así con los 61 años ininterrumpidos en el poder del Partido Colorado. Ante los múltiples desafíos que enfrenta su empobrecido y desigual país, Lugo reiteró su lema de campaña y anticipó que «no será tarea fácil, pero no será imposible». En lengua guaraní, declaró la defunción del país «exclusivo, secretista y con fama de corrupción».
«Paraguay despierta nuevamente», se ilusionó el ex obispo, quien llamó a abordar urgentemente la agenda social de uno de los países más atrasados de América Latina: «redistribuir la tierra», poner fin a los «intereses feudales» y a las «prebendas», y derrotar «el caudillismo». Según una encuesta del diario local ABC Color, el 76% de los paraguayos confía en que lo logrará.
En su discurso, Lugo insistió en que su Gobierno tendrá como marca la austeridad y será implacable con «los ladrones». «No existen instituciones corruptas sino funcionarios que se corrompen», expresó Lugo.
Conocido como el obispo de los pobres, Lugo cambió sus votos eclesiásticos por los compromisos ante los votantes y se alzó como presidente tras lograr, gracias a sus promesas de transformar el país, el 41% de los sufragios en las elecciones del pasado 20 de abril. La multitud que lo vitoreó ayer en la explanada del Congreso se llenó los oídos con la palabra «cambio», que antecedió cada párrafo del discurso de Lugo.
La demanda de cambio es tan alta que Lugo debe lanzar señales de forma inmediata. «El Gobierno buscará hacer equilibrio en la desigual correlación de fuerzas de la sociedad paraguaya, donde una minoría rica, una de las oligarquías más grandes de Suramérica, no cederá fácilmente a los cambios sociales que Lugo prometió», opina el secretario de Organización del Sindicato de Periodistas del Paraguay, Jorge Zárate. Por ello, los primeros días de Lugo serán vitales.
Mapa de las desigualdades
La altísima concentración de la tierra es una foto panorámica de las desigualdades en Paraguay. Por ello, la reforma agraria prometida por Lugo se antoja la conquista social más emblemática.
Como primera medida, Lugo abordará la elaboración de un catastro -ahora mismo inexistente- para tener un mapa de esa distribución desigual antes de tomar decisiones.
En los días previos a su toma de posesión, Lugo inauguró una Mesa de Diálogo entre grandes terratenientes y los movimientos de los sin tierra, que aglutinan a unas 300.000 familias.
La promesa de cambio encarnada por la figura de Lugo tiene riesgos en sus alianzas. Durante la campaña, el ex obispo se definió como el «poncho juruicha [como el agujero de un abrigo criollo]» para ubicarse en el centro de la heterogénea Alianza Patriótica para el Cambio (APC), en la que confluyen desde organizaciones sindicales e indígenas hasta el Partido Liberal (PLRA), la fuerza que más legisladores tiene: 14 de los 48 senadores y 25 de los 80 diputados.
La articulación de esta alianza se antoja un obstáculo para abordar la agenda del cambio. El vicepresidente Federico Franco (PLRA), confeso admirador del ex presidente español José María Aznar, ya ha aclarado que su partido «defiende a ultranza la propiedad privada».
Los desafíos de Lugo
Reforma agraria
La concentración de la tierra- el 80% está en manos del 2,5% de la población- es un tema urgente. El objetivo de los empresarios agrícolas de expandir de 2 a 6 millones las hectáreas sembradas con soja- Paraguay es el tercer productor mundial-, desplazaría del campo a unos 80 mil campesinos por año.
Soberanía energética
El nuevo presidente pretende renegociar los contratos leoninos con Argentina y con Brasil, a quienes Paraguay vende la energía de sus represas de Itaipú y Yaciretá a un precio siete veces menor al de mercado.
Trabajo Precario
El 24% de la población está subocupada. Sólo el 15% de la población ocupada (384.092 personas) percibe el salario mínimo de 270 dólares. Sólo un 17.2% del total de los ocupados cotiza al sistema de jubilaciones y pensiones, y hay sólo 70 mil jubilados.
Corrupción
Tras 61 años en el poder, el Partido Colorado se ha enquistado en el Estado y ha creado un sistema clientelar. Hoy hay más de 200.000 funcionarios en un país de casi 6 millones de habitantes.
Nueva Constitución
Algunos sectores demandan una nueva Carta Magna que modifique el sistema electoral- actualmente se votan los cargos cada cinco años- e incorpore los derechos de los indígenas y profundice los de los trabajadores