No llaman ahora a la participación ciudadana, como hicieran en 2004
Aunque no lo dicen claramente, los obispos han dado a entender a través de un comunicado a qué partido apoyan y a cual no. La Conferencia Episcopal Española (CEE) ha publicado una nota en la que da a los católicos directrices para votar en las próximas elecciones generales. Para los obispos, “no todos los programas son igualmente compatibles con la fe”, por lo que sugieren a sus fieles que den su voto a los partidos que no vayan a negociar con ETA y que estén en contra del matrimonio homosexual, el aborto, la eutanasia y la asignatura de Educación para la Ciudadanía.
El portavoz de la Conferencia Episcopal, Juan Antonio Martínez Camino, presentó un documento orientativo sobre el voto para los católicos y quienes “deseen” seguir sus directrices. Aunque aseguran que no piden el voto para nadie, y que son simples orientaciones, lo cierto es que del documento se desprende que los obispos piden a sus fieles que no voten al PSOE por algunas de las leyes que han aprobado esta legislatura.
«Cuando lo conozca…»
El presidente del Gobierno, sin embargo, no ha querido pronunciarse esta mañana, tras la cumbre hispano-alemana celebrada en Mallorca, sobre la nota ya que, según dijo, no había tenido oportunidad de leerla. “Cuando conozca su contenido, créame que me voy a pronunciar”, aseguró a uno de los periodistas presentes.
Obligación de votar
Este documento se publica siempre que se van a celebrar unas elecciones generales. En el presentado en 2004, sin embargo, había bastantes diferencias con el actual. Entonces los obispos subrayaban la obligación ciudadana de acudir a las urnas, algo que se ha obviado en este. Después hacían una enérgica condena del terrorismo, aunque en ningún caso hablaban de una hipotética negociación.
Negociación con ETA
En el documento actual, la CEE señala que los católicos no deben dar su voto a quienes han negociado con ETA: “Una sociedad que quiera ser libre y justa no puede reconocer explícita ni implícitamente a una organización terrorista como representante político de ningún sector de la población, ni puede tenerla como interlocutor político”.
Nacionalismos
Los obispos también se pronuncian en su nota sobre los nacionalismos, y reconocen que estos son legítimos si se ejercen “sin recurrir a la violencia, por métodos democráticos”. Sin embargo, hacen un llamamiento a defender una “sociedad pluricentenaria” y toman las palabras del Papa Benedicto XVI para alertar de los “peligros del separatismo”. A cambio proponen que se tenga una “actitud honrada de amor al bien de la propia nación”.
Contra el matrimonio homosexual
Igual que en la nota de 2004, la Conferencia se posiciona radicalmente en contra de los matrimonios homosexuales y pide de forma explicita que se vote a quien no lo apoya. Recogiendo de nuevo las palabras del Papa, defendieron “una familia fundada en el matrimonio” a la vez que denunciaron “otras formas de unión que contribuirían a desestabilizarla, oscureciendo su carácter peculiar y su insustituible función social”.
Educación para la Ciudadanía
Otra de las leyes del Gobierno socialista, la implantación de la asignatura de Educación para la Ciudadanía (EpC), ha sido criticada también desde el documento episcopal. La nota asegura que la materia “lesiona el derecho de los padres -y de la escuela en colaboración con ellos- a formar a sus hijos de acuerdo con sus convicciones religiosas y morales”. Además los obispos aseguran que hay “dificultades crecientes para incorporar el estudio libre de la religión católica en los currículos de la escuela pública”.
Aborto y eutanasia
También han hecho uso de las palabras de Benedicto XVI para posicionarse en contra del aborto y la eutanasia. En su nota advierten del “peligro de opciones políticas y legislativas que contradicen valores fundamentales y principios antropológicos y éticos arraigados en al naturaleza del ser humanos”.
Programas «compatibles con la fe»
Además de estas directrices, los obispos recuerdan en su carta que “no todos los programas son igualmente compatibles con la fe y las exigencias de la vida cristiana, ni son tampoco igualmente cercanos y proporcionados a los objetivos y valores que los cristianos deben promover en la vida pública”.