Los obispos catalanes tienen previsto debatir sobre el Estatut en la reunión ordinaria de primavera de la Conferencia Episcopal Tarraconense (CET) que se celebra hoy y mañana en Montserrat. Aunque no figura en el orden del día, los prelados abordarán esa cuestión y en el comunicado final se proponen alertar de los peligros que encierra un despliegue posterior del Estatut contrario a la moralidad cristiana, una posibilidad que la redacción de su título primero deja, a su juicio, abierta.
En cualquier caso, los 11 obispos de las diócesis catalanas descartan pedir el voto en contra en el referendo sobre el articulado del texto. Tampoco está previsto que formulen una recomendación explícita sobre el sentido del sufragio, aunque hagan públicas sus diferencias sobre algunos aspectos de la norma, según fuentes próximas a los prelados.
En vísperas de la reunión, ayer fue el obispo de la nueva diócesis de Sant Feliu de Llobregat, el valenciano Agustí Cortés, quien expresó sus reservas sobre el texto que se tramita en el Senado. En una reunión con periodistas, y en respuesta a una pregunta, Cortés manifestó su temor a que un posterior desarrollo legislativo del Estatut abra la puerta a la liberalización del aborto y la eutanasia. «Nos pone en una situación difícil», llegó a decir, al referirse a las «concesiones» morales del texto.
Cortés restó más tarde trascendencia a sus palabras y, en una conversación con este diario, admitió que ni él ni los obispos de forma colectiva habían estudiado el texto «a fondo», aunque «en general, es motivo de preocupación el concepto de sociedad y de familia» que se formulan en él. Y reiteró que no está en su ánimo recomendar nada, sino que «cada cristiano haga un discernimiento no sobre el texto en sí, sino sobre su posterior despliegue».
REACCIÓN
Sus aclaraciones no impidieron que Jordi Guillot, vicepresidente de ICV, el grupo al que se le atribuye la autoría del título primero (derechos y deberes), afirmara que las críticas de la Iglesia evidenciaban que «a quien más molesta el texto es al sector más conservador de la sociedad».
Días atrás, el arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, expresó su «insatisfacción» con el Estatut porque «no reconoce la libertad religiosa ni recoge otras aspiraciones de los católicos». La reunión de la CET finalizará con una misa, con motivo de los 125 años de la entronización de la Virgen de Montserrat como patrona de Catalunya, a la que se prevé que acudan el president Pasqual Maragall y el líder de CiU, Artur Mas.