El vídeo más visto de Teresa Forcades por internet es el de la gripe A, pero si tienen la oportunidad no dejen de ir al servicio A la Carta, de TV-3, para encontrar la larga entrevista que le hacía Jaume Barberà el pasado 29 de agosto. No creo que queden indiferentes ante la claridad expositiva de la doctora. Y es que Teresa Forcades tiene algo que nos tranquiliza a los que intentamos encontrar un sentido al caos mediático de los extremos y los blancos o negros: tiene la capacidad de aportar una visión matizada sobre algunos temas que se prestan poco a ello. Yo diría que, escuchándola, parece que frenamos un poco esa sensación de paranoia colectiva.
Queda claro en el tema de la gripe A: ¿no hemos pensado todos que se trataba de una conspiración de las empresas farmacéuticas para enriquecerse? Pero ¿qué ocurre cuando todos, absolutamente todos los medios te invaden con sus mensajes catastrofistas? Que ante tantos expertos, intelectuales y periodistas que dicen lo contrario de lo que tú intuyes, por salud mental empiezas a sospechar que quizá te ha entrado la paranoia.
Pero si ven la entrevista en el programa Singulars, descubrirán los argumentos más lúcidos que yo he oído nunca sobre el tema del aborto. Sus explicaciones consiguen lo que no han hecho ni las feministas más radicales ni los más fervientes detractores del aborto. Y lo hace, claro, desde la fe. Pero una fe que escapa a dogmatismos y es interpretada desde la libertad. Yo me quedé con dos ideas: que en realidad Dios pone en manos de la madre la vida del futuro niño y que no podemos hablar de asesinar a nadie cuando estamos hablando de interrumpir el embarazo, porque el embrión no es un ser que pueda vivir separado del cuerpo de la madre. Me parece una de las cosas más respetuosas con las mujeres que he oído nunca y especialmente con las mujeres que puedan encontrarse en esa situación.
La opinión de Forcades deberían tenerla muy en cuenta los manifestantes antiabortistas del sábado (¿provida?, ¿la vida de quién?), pero también quienes usan políticamente el aborto y hablan de ello como de ir a quitarse una verruga.