Los críticos con Iceta se organizarán en un colectivo de oposición -- Pedro Ontoso

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El Correo

Convocan una asamblea para constituir el Foro de Curas de Bizkaia ante el «cambio de rumbo» en la diócesis
«La ola restauracionista ha ido llegando también a nuestra diócesis», señalan en un texto fundacional.El sector contrario al nombramiento de Mario Iceta como obispo de Bilbao ha dado un nuevo paso para formalizar de manera permanente su oposición a una línea que interpretan ya como una vuelta al pasado.

El núcleo duro más activo ha convocado una reunión para constituir el Foro de Curas de Bizkaia, que se convertirá en un grupo de presión frente a la gestión del prelado de Gernika.
Los impulsores del nuevo colectivo han redactado un manifiesto fundacional, que ha sido distribuido ya entre el clero de la diócesis, en espera de recibir adhesiones. La asamblea de constuitución ha sido convocada para mañana.

Vizcaya cuenta en la actualidad con un censo de 312 sacerdotes. Habrá que esperar a conocer quienes integran el foro para calibrar su fuerza y representatividad, pero la iniciativa confirma que las heridas continúan abiertas en el escenario eclesial vasco.

Los firmantes del documento consideran que se ha producido una involución en la Iglesia católica con «un olvido real y muy llamativo» de las orientaciones del Concilio Vaticano II. En ese marco general, este grupo de sacerdotes sostiene que «la ola restauracionista» ha llegado también a la díócesis de Vizcaya. Argumentan su diagnóstico en hechos como «el abandono» de lo que supuso la Asamblea Diocesana -marcó la ‘hoja de ruta’ en 1987-, el estilo de gobierno que ha tenido lugar en los últimos años y la propia elección de Iceta. Concluyen que la «corrección del rumbo en la diócesis ha entrado en su fase definitiva».

En el entorno más cercano a Iceta, la iniciativa ha creado cierta inquietud «tras la mano tendida» del obispo en su reciente toma de posesión. El prelado se siente muy marcado en vísperas de la renovación de la curia diocesana.

Los promotores del foro pretenden crear un ámbito estable de encuentro, debate, propuesta y apoyo «en estas circunstancias que nos toca vivir». Aseguran que necesitan este espacio para «resistir tanto a la desesperanza como al miedo» y para mantener apuestas evangelizadoras de talante conciliar. Aunque amplían su aportación a toda la Iglesia, acotan también lo que será un aspecto sustancial de su actividad: los temas internos de la diócesis.

Desde esas coordenadas, anuncian que valorarán en cada momento cómo ha de ser su colaboración en los cargos y en las instituciones diocesanas. Mario Iceta ha anunciado la renovación de los órganos de gestión y dirección de la diócesis y falta por conocer quienes serán sus vicarios, entre ellos el ‘número dos’, un cargo de absoluta confianza para el obispo. Ahora, esa responsabilidad recae en Ángel Mari Unzueta, una herencia del ‘ancianne régime’.

Los curas críticos anticipan que el foro funcionará con una dinámica de asambleas, algunas de las cuales podrán ser abiertas a otras personas. Además, contará con una comisión permanente, elegida entre todos sus miembros, que ejecutará las decisiones del colectivo. Anuncian que trabajarán en coordinación con otras iniciativas y agrupaciones que comparten su visión.

La designación de Mario Iceta, primero como obispo auxiliar de Ricardo Blázquez y, desde el pasado mes de agosto, como titular de la diócesis, ha suscitado un movimiento en contra de su nombramiento. En primer lugar, por tratarse de un proceso en el que no tiene ni voz ni voto la comunidad local. Y porque se teme un viraje en la línea «abierta, progresista y corresponsable» que ha caracterizado a la Iglesia de Vizcaya.

Un grupo de 677 religiosos y seglares firmaron una carta en la que reclamaban un proceso más participativo y pedían al Vaticano que no «impusiera» al sustituto de Blázquez. Pero la decisión ya estaba tomada. La misiva fue contestada por 2.200 fieles que demandaban un nombramiento «sin presiones». Finalmente, Roma confirmó como obispo a Iceta, que se entrevistó a finales de agosto con Benedicto XVI. Una vez cosumada la elección, los críticos volvieron a salir a la plaza pública para exigir al obispo que contara con ellos y para advertirle de que no iban a callarse si se producía un cambio de rumbo en la Iglesia local.