Algunos lo sabían, pero lo callaban. Cuando parecía inminente su caída, comenzaron a rasgarse vestiduras y a aparecer cifras inauditas: 40 mil millones de dólares decían unos, 70 mil millones llegaban a mencionar otros. A tales despropósitos se dice llega la fortuna del abdicado presidente egipcio Hosni Mubarak y su familia.
Asombrado del colosal monto fui a mirar en la famosa lista de Forbes. Con tales guarismos Mubarak debía estar situado en la “selecta” relación de los más ricos del planeta. Miré de arriba abajo el listado. Podía ser el primero o el cuarto según la multimillonaria cifra de dólares que se le atribuya. Pero no aparecía. Revisé en los ranking de años anteriores y tampoco.
Sí me tope con los comentarios de algunos avezados lectores en el sitio web de la revista preguntando irónicamente ¿dónde está la fortuna de Mubarak?. Atrapada en su silencio, la publicación se ha limitado a decir que le parecen “exagerados” y “no demostrados” los cálculos que llevan la riqueza de la familia Mubarak a los 70 mil millones de dólares. ( Ver debajo artículo de The Guardian sobre el tema)
¿Estaban tan bien guardados los “ahorros” de Mubarak que Steve Forbes y sus analistas no pudieron encontrarlos? ¿O sería muy trabajoso rastrear las múltiples cuentas bancarias y propiedades que se le atribuyen en Estados Unidos, Gran Bretaña, Suiza y el mundo árabe?
Recordé las festinadas y publicitadas cuentas de Forbes para atribuirle millonarios fondos a Fidel y no pude menos que sonreir. Steve Forbes sabe bien dónde están sus intereses. Calló impúdicamente porque esta era su mejor retribución a un gran aliado del imperio y de sus queridos amigos israelíes.
Aunque él no es el único hipócrita. Ahora algunos gobiernos hablan de congelar las cuentas del expresidente egipcio. ¿Acaso no eran tan ilegales antes como en estos momentos? Que le pregunten a los casi 40 millones de egipcios que vive en los rangos de pobreza y a los jóvenes que colmaron la Plaza Tahrir durante 18 días.
Otros, siguen callando más que la revista Forbes.