Vaca multicolor
“En nuestros centros no podemos ni debemos impartir a nuestros alumnos esta materia tal y como está contemplada en los Reales Decretos. Se hará de otra manera, pues violaríamos el carácter propio de nuestros centros, [y] el derecho de los padres a que reciban la formación religiosa y moral que decidan para sus hijos”, ha escrito el Sr. Cañizares, cardenal arzobispo de Toledo a los directores, profesores, padres y alumnos de los colegios católicos de la provincia. El jueves pasado era el Sr. Martínez Camino, secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal española y obispo auxiliar de Madrid, quien afirmaba que algunos centros de enseñanza habían optado libremente no impartir la nueva materia.
Como todo el mundo sabe, los Reales Decretos no son de obligado cumplimiento, sino que sólo deben ser obedecidos si el cura del pueblo así lo aprueba. A fin de cuentas, no son más que un papel que emana de un Parlamento y un Gobierno legítimos. Pero eso no tiene importancia. Lo importante es lo que diga el cura. Faltaría más.
Así que ya sabemos qué quería decir el Sr. Martínez Camino con el eslogan que recitaba (“Ciudadanía sí, pero no así”): saltarse la ley a la torera e impartir la materia “de otra manera” a la que “está contemplada en los Reales Decretos”. Eso en el mejor de los casos, porque, como se dijo, algunos colegios han decidido libremente no impartirla.
¿Que el Parlamento y el Gobierno legislan lo que no queremos? Pues no pasa nada, nos saltamos la ley y “santaspascuas”. ¡A ver si es que se han pensado que son ellos los que mandan! De eso nada, manda el cura, que para eso es el que habla por boca del mismísimo dios. Y no toda esta panda de ateos, laicistas y maricones.
Y María Magdalena, que se ande con ojo.
Jesús Pichel Martín es Profesor de Filosofía