También en los momentos actuales, en medio del entramado social de corrupción, intrigas y desconfianza, el ser humano está llamado a ser libre. Pero el miedo, que sale al encuentro en cualquier momento, es el mayor enemigo de la libertad. El miedo se reviste de muchos colores y de muchas maneras.
Algunos al llegar al poder, tan apetitoso en épocas de campañas electorales, se encierran en una especie de soledad dorada, mirando a los demás desde una situación de privilegio y de superioridad olvidando las promesas y los rostros ante quienes las hicieron. Y, por otra parte, tienen miedo a perder ?el sillón?? que sólo se le prestó para gobernar sirviendo.
Surgen así los mecanismos de autodefensa tanto por parte de los que ostentan el poder como por quiénes desconfían de sus representantes políticos porque éstos la mayoría de las veces se entretienen en discusiones absurdas sin encarar los problemas sociales reales.
Ante la desgana y la desconfianza de tantos ciudadanos que incluso se plantean el votar en blanco o no ir a votar, es necesario que el movimiento asociativo haga un esfuerzo de sensibilización social para estimular en todos la voluntad de participar y exigir a los políticos que sus compromisos sean serios y asumidos para cumplirlos.
Es necesario recordar que una votación democrática no da capacidad a nadie para convertirse en ?líder indiscutible??. Quién se considere ?líder indiscutible?? está a un paso de convertirse en ?dictador??. La autoridad no se tiene, hay que ganarla día a día sirviendo al pueblo que es el que tiene el poder y lo delega sin perder la responsabilidad de controlar y participar en la acción de la gestión política.
Cuando alguien pretende gobernar sin contar con la opinión y participación de los ciudadanos, además de hacer el ridículo puede traer consecuencias graves para el patrimonio común y la normal convivencia. Los proyectos participativos son más eficaces, más económicos y favorecen las relaciones interpersonales entre los miembros de la comunidad social. Sin embargo, pocos políticos renuncian al protagonismo y no aceptan que otros tengan ideas más brillantes.
Conviene convencerse de que los cambios sociales nunca vendrán desde arriba, sino desde las bases, desde la participación ciudadana. Hay que llegar a creerse que cada uno de nosotros tiene ?el acta de ciudadano?? y si nos unimos en movimientos asociativos es para servir a la misión que tenemos que realizar en la sociedad, buscando siempre el bien común, ayudando a priorizar las necesidades y dar posibles soluciones.
El ejercicio de la autoridad en las instituciones representativas debe realizarse dentro de los límites del orden moral, procurando el bien de todos. Es entonces cuando los ciudadanos están obligados a obedecer. Pero si la autoridad pública, rebasando su competencia, oprime a los ciudadanos es lícito que los ciudadanos defiendan sus derechos y los de sus conciudadanos contra el abuso de autoridad, con todos los medios legales inspirados en la Constitución.
Para que tanto las Corporaciones Municipales como las Asociaciones puedan coordinar sus actuaciones en beneficio de todos es urgente y absolutamente necesario poner en marcha un Reglamento de Participación Ciudadana, elaborado y aprobado con la participación de todos. Los Alcaldes y Concejales representan el poder que permanece en el Pueblo. Ellos tienen el ?Acta de Concejal?? durante cuatro años, pero el resto tenemos el ?Acta de Ciudadano?? durante todos los días de nuestra vida, con el derecho y el deber de participar en la vida del poder público.
El ser humano vive en sociedad. La institución es un mecanismo para favorecer las relaciones humanas y la participación, en un clima de libertad.
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