Libertad secuestrada -- Juan de Dios Regordán Domínguez

0
37

Enviado a la página web de Redes Cristianas

Uno de los grandes retos que las instituciones democráticas deben afrontar es que sean capaces de reconocer que las decisiones no las pueden tomar sólo los grupos dirigentes sino que tienen que contar con los ciudadanos movilizados a través de los movimientos sociales. Al mismo tiempo los movimientos sociales han de reconocer la necesidad de contar con instituciones para generar transformación social. Sería muy peligroso pensar que podemos construir una nueva sociedad democrática de futuro olvidando y rechazando todo lo positivo del presente y del pasado.

El grave problema de la sociedad actual y de las instituciones democráticas es que vivimos bajo una libertad secuestrada por el dominio de los mercados y el neoliberalismo. Este secuestro se efectúa a través de la hegemonía cultural que fomenta y dirige el consumismo, el individualismo y una mentalidad radical economicista. Las redes están magistralmente invadiendo todos los espacios en los que nos desenvolvemos e impiden la creación de mecanismos de cooperación y de poder encontrar el equilibrio necesario para concebir un mundo con criterios justos y libres.

A veces la experiencia diaria, al observar que bastante gente se divierte como si no le afectara la crisis ni a ellos ni a nadie, podríamos pensar que nuestra democracia es débil en una sociedad fragmentada. Funcionan adecuadamente pocas estructuras que articulen y favorezcan la acción colectiva. Por ello, aumenta la distancia entre la participación ciudadana y los pequeños grupos que organizan la vida social. Por consiguiente es absolutamente necesario enfocar los esfuerzos para reconquistar el poder de decisión a diferentes niveles de las estructuras sociales.

Es necesario repetir una y otra vez que hay que buscar que el mayor número de personas consideren necesario el compromiso para conseguir el cambio social que se desea. Surgen inmediatamente las preguntas ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Qué intereses subyacen?. Pero, responder a esas preguntas no basta. Es necesario analizar las dinámicas globales de las estructuras y de las instituciones que dan lugar a la crisis del sistema democrático y también identificar qué personas o grupos está contribuyendo a profundizar en esta crisis o aspiran y luchan para superarlas.

Hay que reconocer que existe un gran desprestigio de la clase política y la mayoría de los ciudadanos piensan que las instituciones, tal como funcionan, no les representan. Las políticas se están llevando a cabo al dictado de los ?mercados?? que están imponiendo objetivos macroeconómicos para reducir el déficit y para que se tomen medidas asfixiantes concretas de recortes y más recortes para que se consigan los objetivos impuestos. Todo esto pone de manifiesto la impotencia de nuestras instituciones democráticas. No se tienen mecanismos para controlar al capitalismo financiero.

Cuando no todos tienen la posibilidad de trabajar hay que afirmar que estamos en una sociedad injusta. De ello se desprende que hay que exigir a todos que, en la medida de sus responsabilidades, se esfuercen por crear puestos de trabajo. El trabajo es fundamental para la dignidad humana. Entre la subida de impuestos y reducir gastos hay que preferir lo segundo ya que se está demostrando que la subida de impuestos no sirve para incrementar los ingresos y siempre recaen las cargas sobre los mismos.

La situación de los parados, a causa de una concepción de ?libertad secuestrada?? de la sociedad obligada a saldar deudas obligatoriamente con beneficios egoístas más allá de los parámetros de la justicia social, está exigiendo en primer lugar acometer una reforma radical de las administraciones públicas. Hay que reducir los gastos del sector público para que llegue el dinero a familias y empresarios para sacar a España de la crisis creando puestos de trabajo.

juandediosrd@hotmail.com