LÍBANO, GAZA. EL FUNDAMENTALISMO DE LA RAZ?N. Xavier Picaza

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Religión Digital

Todos tienen razón, todos se matan. Decía Unamuno que la locura no era ausencia de razón, sino todo lo contrario: cuando sólo tienen razón, los hombres se vuelven locos; cuando sólo buscan su razón y la argumentan de un modo consecuente (e incluso convicente), los hombres se matan. Allí donde vencen, si lo hacen por la fuerza, los hombre dejan de convencer. Eso puede estar pasando en Líbano y Gaza, entre sionistas judíos y musulmanes fundamentalistas.

Teniendo en cuenta las imágenes de la guerra y de la contra-guerra, de la razón y contra-razón del enfrentamiento de estos días, quiero reflexionar de un modo general sobre el fundamentalismo racional, social y religioso, empezando desde arriba.

El fundamentalismo es una actitud agresiva de identificación con la propia verdad y de rechazo de las otras posibles verdades. Históricamente, en Europa está vinculado a las luchas de religión de los siglos XVI-XVII, por las que un grupo quería imponer su forma de vida y su conducta sobre todos los restantes grupos religiosos y sociales. Actualmente parecen moverse en esa línea ciertos grupos musulmanes que intentan mantener y extender su religión e identidad por la fuerza, defendiéndose, al mismo tiempo, del posible riesgo que significa para ellos la pretendida cultura occidental.

Tambien son fundamentalistas algunos judíos, que quieren defender la razón de su propio Estado (su forma de entender la tierra y la historia de Palestina) en contra de todos los restantes pueblos que han vivido y viven también en esa tierra. Dentro de América ha sido fundamentalista gran parte de la evangelización y conquista realizada por los paises europeos (España, Portugal) que se han impuesto sobre los grupos indígenas, a los que llevado muchas veces por la fuerza su propia religión de conquistadores.

Actualmente, hay también un fundamentalismo intra-cristiano que proviene de diversos grupos «integristas», sobre todo en Estados Unidos . Esos grupos entienden la verdad cristiana de un modo agresivo, como algo que ellos poseen por don de Dios y que pueden y deben extender sobre el mundo, incluso por la fuerza. Una parte considerable de la política exterior de USA está movida, en este mommento, por ese fundamentalismo de tipo capitalista e imperialista, más que defiende sus propios intereses económicos, diciendo que defiende a Dios. En ese sentido queremos decir que el mayor fundamentalismo actual no es cristiano, ni musulmán, ni siquiera religioso en sentido estricto, sino capitalista y político, vinculado con la política de USA y del imperio mundial, que se cree la «verdadera religión» de la humanidad, con la tarea de extenderla sobre el mundo. Ese es el fundamentalismo de la bestia de la razón de Goya, que se impone sobre el mundo entero por la fuerza y por el miedo.

En contra de ese fundamentalismo, las verdaderas religiones han buscado y cultivado básicamente un equilibrio que se puede expresar con los colores del arco iris. Alguien ha dicho que «»ay muchas religiones porque la Luz se expresa en múltiples colores y la Palabra llama con muchas palabras». La luz parece única y blanca (incolora), pero está preñada de tonos, gamas y matices, de manera que cuando se difracta en un arco iris cada color es bello, no sólo en sí, sino al lado de los otros. El azul sólo es azul y hermoso al lado del violeta, y el rojo junto al anaranjado…

La belleza de la Realidad y de las religiones es siempre armonía (no jerarquía, ni imposición de unas sobre otras). Si un color quisiera ocupar todo el espectro negaría su belleza, destruiría los demás colores, se destruiría a sí mismo. Esta perspectiva, que está latente en muchas religiones, como en el cristianismo que dice ?Dios es Luz?? (1 Jn 1, 5; cf. Jn 1, 4-5), nos lleva a valorar la riqueza sinfónica de la realidad y de las culturas ¡Es hermoso que haya judíos y musulmanes, cristianos y no cristianos! Es hermoso que todos puedan aprender unos de otros y gozarse en la diferencia bella y buscar juntos, sin imponer sus diferencias. Eso es lo que significa «amar al enemigo», es decir, al distinto, queriendo que sea distinto, para conversar con él a la caida de la tarde.

Desde ese fondo decimos de nuevo que es bueno que haya diversas religiones y culturas, diversos pueblosy naciones, para que en ellas se expresa la Realidad (alguien diría Dios) con más riqueza. Es bueno que haya judíos y musulmanes sobre Palestina, que haya culturas y razas distintas, sin que ninguna razón se imponga sobre otras. Queremos la razón del diálogo entre todos, no la razón que vence y se impone. Contra el fundamentalismo de una razón quizá mejor que las otras, queremos la armonía de la paz buscada entre todos, por todos celebrada.

Pero, por ahora, mirando el cuadro de Goya y las imágenes de la guerra de Palestina que nos siguen llegando, sólo podemos orar en cristiano (en humano, en todas las religiones),sólo podemos buscar la manera de crecer en diálogo, en humanidad. No queremos la Razón de la guerra, sino las razones del diálogo de paz.