Las muertes injustas nos siguen doliendo -- Foro Social Portuense

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Enviado a la página web de Redes Cristianas

Nota de prensa
El Puerto de Santa María a 11 de febrero de 2014
El Foro Social no puede, no debe y, además, no quiere callar ante la nueva tragedia humana de 14 víctimas segadas tempranamente al lado de la frontera de Ceuta el pasado día 6 de febrero. Catorce vidas, cuya fortaleza se había puesto a prueba atravesando países y desiertos hasta divisar el mundo soñado, separado tan solo por unos cuantos metros. Esas vidas tan fuertes y tan frágiles a la vez que en un instante, el pánico, el agua y el acoso de los guardianes de Europa hicieron saltar por los aires.

Desde esta orilla se recorta y se vuelve a recortar la ayuda a sus propios países hasta convertir en imposible la vida entre sus gentes y sus raíces; de forma indirecta, se les empuja a buscar la dignidad para sus vidas lejos de su tierra y, cuando superando toda clase de pruebas a la supervivencia, llegan a la frontera tantas veces deseada, se les recibe con cuchillas asesinas adornando las alambradas, con gases lacrimógenos y con balas de goma que ?rompen los neumáticos?? donde se sujetan, quizás para comprobar si saben nadar.

Producida la tragedia, salen en tromba irresponsables, insensibles y cínicas autoridades declarando que ?eran muy violentos??, que ?la carga fue proporcionada??, que ?estaban en aguas de Marruecos??. Esta crisis está llevándose por delante muchos derechos personales y sociales, pero quizás lo más terrible sea que nos está volviendo inhumanos e insensibles ante el sufrimiento humano de los empobrecidos. Envueltos en cifras de porcentajes, primas de riesgo, déficit y balanza comercial, poco a poco, y sin apenas darnos cuenta, nuestro corazón se va endureciendo, hasta que un día nos damos cuenta que en nuestro pecho anida un trozo de piedra en lugar de un corazón que siente y late al ritmo de la vida.

Porque nos resistimos a considerar como normal lo injusto, soñamos con un Ministro de Interior que, ante tragedias como esta, se le conmueva el corazón, se le salten las lágrimas y se mueva a hacer lo imposible para que nunca más se repita algo parecido. Soñamos con unas Fuerzas de Seguridad que, ante tanta pobreza y sufrimiento, dejen a un lado las armas y se nieguen a acorralar a otros seres humanos. Soñamos con que las personas que, con tanta fuerza defienden la vida de los embriones, hagan lo mismo con la de las personas ya nacidas. Soñamos con una Europa menos egoísta y más solidaria. Soñamos, por último, con un mundo sin fronteras para los empobrecidos, como ya lo está siendo para los ricos y sus capitales. Y mientras continuamos trabajando para que estos sueños se conviertan en realidad, seguiremos levantando nuestra voz en señal de protesta y llorando a los injustamente muertos.