Enviado a la página web de Redes Cristianas
Nos sentimos muy alegres con los cambios que se están generando en Honduras, principalmente en la conciencia patria de la ciudadanía, pero a la vez sumamente preocupados, además de indignados. Nos satisfacen las enormes y multitudinarias movilizaciones o marchas de las antorchas que se dan a nivel nacional de parte de una enorme población indignada y movilizada. La de Tegucigalpa del viernes 26 último fue un mar humano a torrentes, imposible calcular la magnitud, unos hablan de 150, otros de 200 y no falta quien asevere más de 300 mil personas. Lo mismo pasó en San Pedro Sula, La Ceiba, Choluteca, Comayagua y una veintena más de ciudades de Honduras. Se estima que más de un millón se movilizaron el fin de semana. Pero cada uno de los movilizados representa al menos 4 o más personas, como es nuestro caso, ya que nuestros hijos e hijas, sobrinos o nietos profesionales tienen patronos tan explotadores que nos les dan tiempo ni para respirar, ni los sábados, ni los domingos. Imagino cientos de miles de jóvenes desearan asistir a estas movilizaciones, pero es imposible. Así que los activos representamos entre 4 y 5 millones de personas como mínimo. De allí que no entendemos cómo sectores gubernamentales, empresariales o mediáticos pueden ignorar a una población movilizada desde hace ya casi dos meses.
Agradecemos a los jóvenes indignados, varones y mujeres, que sin banderas de color político, credo religioso o condición social levantan estandartes de esperanza y dignidad y piensan en una patria mejor para las presentes y futuras generaciones. En estas movilizaciones nadie es apolítico, pero ninguno representa un partido en las caminatas de las antorchas. Todos y todas tenemos una sola patria e ideales: HONDURAS y el sueño de eliminar de por vida la corrupción y la impunidad.
Agradecemos y valoramos el riesgo de los siete jóvenes que por amor a sus ideales iniciaron la semana pasada una huelga de hambre y tres de ellos por su delicada situación de salud y acoso de parte del gobierno de Juan Orlando Hernández, JOH,?que los trató como si estuvieran en un campo de concentración nazi– se retiraron, pero igual cantidad de jóvenes siguen en huelga. Consideramos que los jóvenes no deben arriesgar su vida y que se deben buscar otros mecanismos de relevo. Están en su pleno derecho de retirarse cuando quieran, siempre los seguiremos admirando. Nos causa también satisfacción la toma temporal que miles de indignados e indignadas de la región occidental del país realizó hoy en la comunidad Seis de Mayo en Macuelizo, Santa Bárbara.
Manifestamos además nuestro repudio y crítica al sucio papel que jugaron varias organizaciones de derechos humanos (CODEH y CONADEH), de la sociedad civil y los politiqueros, nacionales y extranjeros, mimetizados entre los huelguistas que estuvieron haciendo negocios bajo la mesa con el gobierno de JOH a nombre de los huelguistas. Esto, señores y señoras, no les abona en nada y pone en evidencia quiénes son ustedes.
Nos agrada cómo los jóvenes han encauzado hasta ahora el movimiento y hacemos un llamado a los politiqueros de oficio a respetarlos. Un diálogo sin la juventud indignada auspiciado por la ONU o la corrupta OEA estará destinado al fracaso. Las condiciones de los jóvenes indignados: CICIH, Renuncia de JOH, Juicio Político a los Fiscales Generales y la Asamblea Nacional Constituyente, incluyente y originaria, no han variado ni un ápice. El monólogo propuesto por el gobierno con los mismos sectores corruptos es inaceptable para los y las jóvenes indignados de las antorchas.
También repudiamos y denunciamos el gesto tan poco humanitario y ciudadano de la Cruz Roja, Cuerpo de Bomberos de Honduras y la Policía Nacional que fueron incapaces de montar centros de atención médica para los huelguistas, baños y letrinas para su aseo personal y cuidar como corresponde la seguridad personal de los jóvenes; es más los denunciamos por su actitud hostil y provocativa de sonar alarmas sin necesidad afectando la salud de los jóvenes. Estas instituciones señores deben ser apolíticas y sobre todo humanitarias; mal ejemplo dan al mundo.
También aprovechamos para denunciar a politiqueros y periodistas de oficio que conociendo el estado de salud de los huelguistas llegan a hacerles extensas entrevistas u obligarlos a levantarse como si estuvieran en plena campaña política sin entender su precaria situación corporal y emocional.
Animamos a la juventud indignada a buscar, además de las actuales, otras formas de presión ya que parece que el gobierno hace oídos sordos y da palos de ciego ante tantas demostraciones populares.
Lo importante ahora, jóvenes, es encauzar sus variadas posiciones de resistencia e indignación hacia objetivos que de manera superlativa les ayuden a lograr lo mejor para la sociedad dejando a un lado revanchismos y vanguardismos únicos. Nuestro agradecimiento por esta gesta.
29 de junio 2015.