Se hablará durante mucho tiempo de « las matanzas de Gaza » para hacer memoria de la barbarie que tuvo por víctima al pueblo palestino. ¡Qué tremendo despilfarro humano! ¡Ya son más de mil muertos! Una población que ya no sabe como enterrar a sus muertos y curar a sus heridos.
La manifestación de apoyo a la resistencia palestina en París, así como en 50 ciudades de Francia, es impresionante.
Con un frío gélido, desfilo con africanos y magrebíes de la asociación « Droits devant! ».
Las consignas expresan la cólera de la gente: « Somos todos palestinos » «Detengan la matanza de Gaza » « Israel asesino ». Las pancartas llaman la atención: « Nuestro corazón está en Gaza » « Con nuestra alma y nuestra sangre, te liberaremos Palestina » « ¿Obama, por qué este silencio? Tu silencio es culpable »??
Salim, un joven palestino de Gaza, estudiante en Alemania, se ve conmigo en París. Yo lo había visitado en Gaza, en su familia. Se va a Normandía, a casa de un cura que vivió en Gaza.
De regreso en Alemania, Salim llama por teléfono: « Mi hermano Nassim, de 25 años, fue matado con otros tres amigos. Lo destruyen todo, incluso la esperanza. » Su pena es inmensa.
La población de Gaza es tomada como rehén. Humillar a un pueblo, asfixiarlo, oprimirlo, nunca da la victoria. El Estado de Israel está perdiendo su alma.
Por doquier, las poblaciones árabes bajan a la calle para manifestar su solidaridad con sus hermanos de Gaza, pero los dirigentes se quedan atrás. La Unión europea da muestras de una diplomacia blanda, salvaguardando sus intereses. En cuanto a las decisiones del Consejo de seguridad de la ONU, ¡hace ya tantos años que Israel no las aplica!
Mucho me temo, desgraciadamente, que lo que ocurre en Gaza provoque actos de antisemitismo en Francia.
Urge renunciar a la guerra para resolver los conflictos. Para dar una oportunidad a la paz. El futuro depende de nosotros.