Las Entrevistas de Redes Cristianas: Emilio Galindo -- Misionero de Africa

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1942

Misionero de África de los PP.Blancos, 12 años en África en Tierras del Islam, 48 años en España consagrado al Diálogo Islamo-Cristiano, a los estudiantes árabes y afroasiáticos y a la Editorial Darek-Nyumba de tema del Islam. Será desde esta larga experiencia con el Islam que responderé a las dos siguientes preguntas que me han formulado.

1ª. ¿Te identificas con las posturas que esta tomando actualmente la Iglesia Jerárquica española (hacia dentro y hacia fuera de si misma) o, por el contrario tienes dificultades? Si fuese esto último, ¿por qué?

Al principio de este largo periodo de 48 años la actitud de los Obispos españoles con el Islam y sus hombres fue de lo más positiva. Favoreciendo este espíritu dos circunstancias especiales: por una parte el viento favorable del Concilio Vaticano II que acababa de clausurarse. [Este Concilio nos abrió caminos nuevos para salir de nuestros enclaves religiosos y teológicos y nos convenció de que vivir en diálogo con todas las religiones era una urgencia de nuestro ser de creyentes y una ineludible pedagogía de la Economía del Espíritu] y el empuje profético del Cardenal Tarancón.

Incluso la Comisión Episcopal de Relaciones Interconfesionales nos pidió que nuestra publicación mensual ENCUENTRO ISLAMO-CRISTIANO saliese bajo el patrocinio de esa misma Comisión Episcopal, de la que durante 12 años fui Consultor para los temas del Islam.

Pero a medida que pasaba el tiempo notamos que las cosas con el Islam se iban enfriando y que el Episcopado iba tomando distancias con él. Certero y valiente a este respecto el juicio del Arzobispo de Tánger Mons. Peteiro en diciembre de 2001 dirigiéndose a la Asamblea Plenaria de Episcopado español: ?Tengo la impresión de que el Islam sigue siendo una asignatura pendiente para la Iglesia Jerárquica española, que en muchos casos pasa del tema??

Son múltiples, los acontecimientos que revelan ese alejamiento y ese enfriamiento: la negativa a rezar en la Mezquita Catedral de Córdoba con ocasión del 1º Congreso Internacional Islamo-Cristiano de Córdoba pese a que antes se nos había concedido el permiso; la nula colaboración en la publicación de ENCUENTRO ISLAMO-CRISTIANO pese a que salía bajo el patrocinio de la misma Comisión Episcopal y en la que habían colaborado una veintena de Obispos, Cardenales y Patriarcas extranjeros y más de 60 sacerdotes arabistas.

Negativa a participar en los Congresos a Distancia a lo largo de sus 36 años de existencia, incluso de los Presidentes de la Comisión Episcopal de las Relaciones Interconfesionales, pese a que eran los primeros invitados y la revista salía bajo el Patrocinio de dicha Comisión.

El rechazo para que una editorial de una Institución Católica colabore en la publicación de un libro para la enseñanza del Islam, cosa que no puede ser, según los Obispos, legítimamente entendida como una acción de diálogo interreligioso según es comprendida por la Iglesia desde el Vaticano II, porque favorece la difusión de la mentalidad ?relativista?? e implica una colaboración directa e injustificada a la difusión del Islam. Y piden que no se siga en el proyecto y que si es posible se retire el libro ya publicado y sobre todo que no se reedite, incluso si se publica sin el sello de la Editorial.

Y de estas muchas más, aunque la última y más dolorosa fue la negativa, sin explicaciones, de los Obispos a participar en una encuesta sobre el Islam como ya se hizo a nivel nacional con sacerdotes, religiosos y religiosas, universitarios, españoles en general. ¡Que pena que la colegialidad que nos regaló e inculcó el Concilio sirva tan pobremente para eso y para imponer el silencio a los pastores que habían comenzado a preparar su respuesta a la encuesta!

Pensábamos que con el Concilio y su clara postura respecto al Islam todo iba a cambiar. Sobre todo con el texto 3º de la Nostra Aetate tan justo y tan cargado de futuro. Pero no ha sido así. Y es que como decía Jiddu Krishnamarti ?no es signo de salud el estar bien adaptado a una sociedad enferma??.

Y es la enfermedad que tenemos todos y es lo que olvidan y olvidamos. Desde hace más de 5 siglos nuestros jerarcas no se atreven a bajar a Santiago Matamoros de su caballo ni a quitarle la espada de sus manos y sacarlo de los numerosos lugares de culto en que se celebra la Eucaristía y se predica el perdón y el amor. ¡Cosas de otros tiempos decimos!.

Pero el Concilio no duda en recordarnos que nuestra sociedad es una sociedad enferma y que ?si en el transcurso de los siglos surgieron no pocas desavenencias y enemistades entre cristianos y musulmanes, el Sagrado Concilio exhorta a todos incluida la Jerarquía a que, olvidando lo pasado, procuren sinceramente una mutua comprensión, defiendan y promuevan unidos la justicia social, los bienes morales, la paz y libertad para todos los hombres.

?Nuestros jerarcas están tan bien adaptados, desde siglos, a una sociedad enferma que si le quitan el Santiago Matamoros de sitio se les viene abajo la iglesia que ellos conciben. Que lo mismo cabe decir de la ?persecución?? que tienen emprendida contra nuestros mejores teólogos y biblistas y los métodos que emplean tan impropios del Evangelio y de las relaciones entre hermanos. ¿Adonde quieren llevar así al Pueblo de Dios? El dogmatismo debe ser reemplazado por la actitud crítica con el fin de hacer resurgir todas las energías innovadoras ante nuevas situaciones históricas que nuestra adaptación a una sociedad enferma considera como signo de salud.

2ª. ¿Cómo crees que podría ser y te gustaría que de hecho fuese la Iglesia en España?

Me gustaría que tanto la Jerarquía, como el resto del Pueblo de Dios, nos esforzásemos por ser como Jesús, el Padre y el Espíritu nos pensaron, amaron y proyectaron. Que todos estemos al acecho de ese proyecto. Y que no nos acomodemos a esta sociedad enferma de la triple idolatría: de la ortodoxia, del miedo y del poder.

Que se suprima lo que nos hace olvidar que todos somos pobres y hermanos. Que los pobres, de cualquier pobreza, sean los privilegiados y la tarea primordial de todas mediante una justicia que apuntan a las causas y no tanto a los efectos.

Que nunca más los responsables de todas las religiones desprecien a los demás ni azucen a sus seguidores los unos contra los otros en nombre de Dios.

Que mediante un examen, sin pretextos ni excusas, la Jerarquía española trabaje, por quitar todos los tópicos, prejuicios, falsedades y ataques al Islam que después de 5 siglos que todavía hoy perduran con toda viveza en la mente y sensibilidad del pueblo de Dios.

Que supriman los modos tan poco ortodoxos que emplean los Jerarcas contra los que buscan en sus estudios teológicos y bíblicos. Métodos tan lejos del espíritu del Evangelio y de las relaciones entre los hermanos ya que no deben olvidar lo que decía Gregorio Nacianceno que ?nuestros conceptos crean ídolos, y solo el sobrecogimiento presiente algo más?? de la Realidad, algo que nos permite ser invadidos e impregnados por el Invisible.

Que la ortodoxia a lo largo de la historia se ha prostituido en todas las religiones por ese complejo tan humano de creerse poseedora de la Verdad y convirtiéndola en absolutizadora de verdades tan relativas, en enemiga de cuanto ponga en duda sus esquemas, en dura herramienta de poder.

Y que en su próxima vista a España con ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud venga como vendría Jesús de Nazaret, dejando toda la parafernalia que durante siglos han cargado sobre el Papado, dejando todo lo que simboliza poder, distancia, sumo pontífice, que nunca más se parezca a lo que el dulce San Bernardo reprochaba al Papa de su tiempo: ?que no parecía sucesor del Pedro sino de Constantino??.

Entonces su visita, por la que ya rezamos, será una ?baraka?? del Espíritu que nos deletree lo que ?l espera de la juventud, porque a pesar de los pesares, la juventud, toda juventud es mucho mejor de lo que se piensa. Solamente hay que darle la ocasión, confiar en ella, y, sobretodo, amarla.