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Las cuatro empresas que provocaron la crisis y más se han beneficiado de ella

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Cuando en los primeros momentos de la crisis se buscaba el origen de la debacle, algunos descubrieron que era una mala gestión del riesgo lo que había conducido a la banca hasta una situación imposible de sostener. Es cuando se explicó que todo venía de las hipotecas subprime, la falta de supervisión y hasta de la famosa cópula gaussiana. Otros (muy pocos, por cierto) han sabido analizar con más profundidad el asunto para deducir finalmente que ha sido, es y será el descalce de plazos más la reserva fraccionaria lo que siempre provoque una situación de iliquidez. Primero por expandir el crédito sin base en el ahorro, pero a continuación por insolvencia y quiebra de las entidades más expuestas.

No es necesario ser economista para llegar a la conclusión de que el peligroso riesgo asumido o la progresiva iliquidez no es algo sobrevenido de forma accidental o caído del cielo, como cuando llueven ranas en una tormenta de verano. Más bien son decisiones que arrancan en última instancia de los propios consejos de administración de las compañías. Y en el caso de EEUU, si nos fijamos en los 10 accionistas más importantes de cada una de las 8 primeras entidades financieras y que están obviamente representados en sus consejos de administración (JP Morgan Chase, Wells Fargo, Bank of America, Citigroup, Goldman Sachs, US Bancorp, Bank of New York Mellon y Morgan Stanley), nos encontramos con la gran sorpresa de que cuatro empresas se encuentran en todos los consejos. Por orden de importancia son las siguientes: Black Rock, State Street, Vanguard y Fidelity (ver lista adjunta).

Pero aún podemos ir más lejos. El Sistema de la Reserva Federal está formado por un conjunto de 12 instituciones cuyos propietarios (mediante acciones que no se comercializan) son algunos bancos. Están representados todos ellos por un Consejo de Dirección [Board of Governors] de 7 personas que deciden la política monetaria de EEUU en las reuniones de los 12 miembros del Federal Open Market Committee (FOMC). Es decir, ese Consejo de Dirección es probable que no represente siempre cabalmente a los intereses de EEUU, sino los del sistema bancario que representa. Y principalmente los intereses de los 9 bancos antes mencionados y en consecuencia los de las 4 empresas que son el denominador común de sus consejos de administración. Por lo tanto, no hay que ser muy inteligente para deducir con presteza que la política monetaria de EEUU está determinada por la Reserva Federal, pero existen riesgos evidentes de que esas 7 personas (con el Sr. Bernanke a la cabeza) podrían estar velando en primer lugar por los intereses de las empresas para las que trabajan y sus jefes, que son los importantes Black Rock Fund Advisors, State Street Global Advisors, Vanguard Group y Fidelity Management. Sociedades privadas todas ellas que nada tienen que ver con el Congreso Americano y en consecuencia no están sometidas al escrute público y el ejercicio democrático. Algo que debería preocuparnos y mucho, porque ahora ya sabemos gracias a Blankfein que hacen “el trabajo de dios“.

De hecho, y como se puede observar en el gráfico siguiente, la profunda crisis económica durante el 2009 curiosamente ha servido para que los “big four” sean los únicos dioses capaces de mantenerse impolutos en el abrasado Averno de la economía (a pesar de sus puntuales caídas bursátiles). Incluso han ganado cuota de mercado en depósitos, hasta conseguir prácticamente absorber el 40% del escaso ahorro que le quedan a los americanos.

Y aún más importante, ya disponen del 55% de los activos que soportan el volumen de deuda (unos 7,5 billones de dólares), mientras que el resto de los 7.826 bancos pelean por el 45% restante (unos 6 billones). Esto se ha producido en un contexto que debe ser explicado brevemente.

La política de la Reserva Federal ha consistido durante los últimos 25 años en reducir progresivamente los tipos de interés, aumentando al mismo tiempo el nivel de deuda de EEUU hasta empeorar las posiciones de liquidez por la imposibilidad de amortizar con garantías todos los créditos concedidos. Es evidente que siendo la liquidez la capacidad que tienen los agentes económicos para atender puntualmente los pagos de los créditos, ésta disminuye cuanto mayor sea la deuda global frente al número de activos presentes o futuros posibles.

Llega un punto que se hace evidente la imposibilidad de financiar para todos la falta de liquidez y a partir de ese momento comienza el impago de parte de la deuda global en cantidades crecientes. Esto afecta evidentemente a las entidades financieras, que comienzan a quebrar según les aumenta la cartera de morosos primero y crece a continuación la corrupción en los consejos de administración al ver que el barco se hunde. Finalmente los activos más problemáticos se dejan de negociar (hipotecarios principalmente), hasta cerrar el interbancario con siete sellos (agosto de 2007). A partir de ese momento son los bancos centrales quienes pasan a gobernar la situación creando nuevas unidades monetarias contra activos hipotecarios ilíquidos (pero en las condiciones que ellos imponen) más la deuda pública concedida por los diferentes gobiernos.

Se producen dos efectos inmediatos. El primero es la disminución de la calidad de la base monetaria en el banco central por su expansión y absorción de activos con muy baja negociabilidad.

El segundo y más espinoso (pero no menos importante), es que desaparece la negociabilidad entre los bancos y el intercambio (o absorción) de activos pasa a hacerse bajo la atenta supervisión (en el caso de EEUU) de las cuatro empresas antes mencionadas (es decir, de la Reserva Federal y no de quien ha aportado los fondos: el Congreso), que controlan bajo cuerda el saneamiento de unas entidades financieras con problemas. No olvidemos por ejemplo que fue Hank Paulson quien organizó el Tesoro y convenció al Congreso al miso tiempo que había trabajado antes en Goldman Sachs. ¿No observan cierta incopatibilidad cuando todos están compitiendo por unos menguantes activos disponibles con garantías? El caso más evidente de corrupción se ha producido precisamente con la seguradora AIG.

En esta línea de falta de transparencia y sospecha se deben encuadrar el elenco de siglas de las “nuevas facilidades de liquidez“: Term Auction Facility (TAF), Term Securities Lending Facility (TSLF) y Primary Dealers Credit Facility (PDCF).

El resultado final es que los contribuyentes americanos (y en otros países de forma semejante) terminan pagando dos veces por el rescate bancario. Primero por los fondos que aporta el Congreso a la Reserva Federal. Segundo por los que se deben aportar para garantizar los depósitos bancarios de las entidades que quedan rescatadas por el Federal Deposit Insurance Corporation (FDIC). En la gráfica aparece la evolución, que a 1 de octubre de 2010 llegan ya a 872.

Obsérvese que los ratios de cobertura ya son negativos en el Deposit Insurance Fund (DIF). Un aspecto preocupante por lo que podría suponer sobre la ya mermada credibilidad del sistema bancario en los depositantes.

Aún con todo lo explicado, no se aprecia todavía la gravedad del asunto. Pues la banca es sólo una parte reducida (aún importante) de la economía de un país y es quien se ha llevado casi todos los fondos. El 87% en el caso americano. Y parece ser que no tienen bastante, pues se está preparando una segunda ronda. ¿A quien irá el dinero?

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Usted se preguntará cómo puede ser que el Congreso en EEUU muestre tanta pasividad y tan poco debate. La respuesta es desde luego muy compleja. Pero tal vez podríamos comprender algo más el asunto si suponemos que hacer carrera política es cada vez más complicado y los fondos necesarios abundantes. Por lo que sólo las grandes coporaciones pueden financiar convenientemente la carrera de un Representante hacia el Capitolio. Los filtros son abundantes, pero en este gráfico aparecen los más importantes:

Y aunque parecen muchas empresas, de nuevo se simplifica el problema cuando descubrimos que en la mayoría de ellas ocupan lugares preeminentes en los consejos de administración las mismas cuatro que estaban detrás de los nueve bancos anteriores: Alcoa Inc., Altria Group Inc., American International Group Inc., AT&T Inc., Boeing Co., Caterpillar Inc., Coca-Cola Co., EI DuPont de Nemours & Co., Exxon Mobil Corp., General Electric Co., General Motors Corporation, Hewlett-Packard Co., Home Depot Inc., Honeywell International Inc., Intel Corp., International Business Machines Corp., Johnson & Johnson, JP Morgan Chase & Co., McDonald’s Corp., Merck & Co. Inc., Microsoft Corp., 3M Co., Pfizer Inc., Procter & Gamble Co., United Technologies Corp., Verizon Communications Inc., Wal-Mart Stores Inc.

Por supuesto, usted nunca se enterará de estas cosas porque las noticias se deciden cada día en los despachos de 6 corporaciones (Time Warner, Walt Disney, Viacom, Rupert Murdoch’s News Corp., CBS Corporation and NBC Universal). Y, por supuesto, las cuatro antes mencionadas están muy bien posicionadas en sus consejos.

¿Y en España? Busque quién está detrás de ese periódico bandera del socialismo que se llama El País, por ejemplo. Se sorprenderá gratamente. Porque mientras la sociedad (y sobre todo los políticos) se aporree mutuamente en ese invento dialéctico que se llama “derecha e izquierda“, será más difícil percatarse de quién manda realmente en Oz y quiénes son los magos. Por supuesto, busque también quién hay detrás de las primeras compañías del IBEX y descubrirá a los mismos.

Les recuerdo de nuevo lo que decía George Carlin, por si no lo han entendido todavía. Tal vez él sea más pedagógico.

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