¿Es cierto que las cárceles son los espacios donde se reformula más fuerte la pregunta por el destino humano? ¿La vida tiene sentido? ¿Vale la pena vivirla estando preso? Camus afirma que la más urgente de las cuestiones es si la vida vale la pena ser vivida.
Cada persona reedita esta pregunta cuando, al igual que Sócrates, entiende que la vida examinada es la única que vale la pena ser vivida. ¿Vivimos o sobrevivimos cuando estamos encarcelados? ¿Quién nos ayuda a examinar en la cárcel nuestros relatos de salvación? Pareciera que este papa que se lo suele criticar de ser mejor intelectual y docente que pastor, ha conmovido a los capellanes de cárcel.
Se dice que les ha propuesto, con alcance psicológico, un camino para que los capellanes aprendan a examinar los relatos de salvación de los internos. Se trata desde allí de construir teología de la liberación de calidad. El hombre moderno no busca simplemente vivir, sino vivir bien. ¿Qué es la buena vida cuando uno está preso? ¿Es cierto lo que decía Hegel, que una vez que uno encuentra mujer y trabajo, ya no se formula más preguntas sobre la vida? O, al revés, ¿encontrando amor en las cosas esenciales hacemos que las preguntas se multipliquen?
Es como decía Oscar Wilde ?que vivir es la cosa más rara del mundo y que la mayor parte de las personas existen, y eso es todo».
¿Es cierto que «Millones de personas anhelan la inmortalidad y no saben qué hacer con sus vidas durante la tarde lluviosa de un domingo»? (Susan Hertz).
Es muy curioso que en este ocaso de utopías Benedicto XVI señalara a los Capellanes que deben ayudar a recuperar sentido de la vida de prisioneros: ?Animo a los capellanes de prisiones a «ayudar a los prisioneros a volver a descubrir un sentido a su vida, de modo que con la gracia de Dios, puedan reformar sus vidas, reconciliarse con sus familiares y amigos y, en la medida de lo posible, asumir las responsabilidades y deberes que les capaciten para llevar una vida recta y honesta en la sociedad».
Al recibir en Castelgandolfo a los participantes del 12° Congreso mundial de la Comisión Católica Internacional de los Capellanes de Prisión, que se celebra estos días en Roma bajo el lema «Descubre el rostro de Cristo en cada prisionero», el Pontífice exhortó a los presentes a «ser heraldos de la compasión y del perdón infinitos de Dios».
Seguidamente, recordó que las autoridades públicas deben estar atentas para evitar «todos los medios de castigo o corrección que socaven o degraden la dignidad humana de los prisioneros», poniendo especial énfasis en no utilizar la tortura, que «no puede ser infringida en ninguna circunstancia».
Tras explicar que este ministerio «requiere mucha paciencia y perseverancia» pues » a menudo hay decepciones y frustraciones», Benedicto XVI indicó que este apostolado «animará a otros en el ámbito de las comunidades cristianas locales a unirse a vosotros para realizar estas obras de misericordia corporales, de modo que se enriquezca la vida eclesial de la diócesis». «Asimismo, atraerá a quienes se está sirviendo hacia el corazón de la Iglesia universal, especialmente por medio de su participación regular en la celebración de los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía «, añadió el Papa.
El Pontífice también dijo en su mensaje que las instituciones judiciales y penales «deben contribuir a la rehabilitación de los transgresores, facilitándoles su paso de la desesperación a la esperanza y de la inestabilidad a la fiabilidad».
«Cuando las condiciones en la cárceles obstaculizan el proceso de recuperación de la autoestima y la aceptación de los deberes relacionados con ella, esas instituciones dejan de cumplir uno de sus objetivos esenciales», concluyó
VATICANO, 06 Sep. 07.-alocución del Papa Benedicto XVI
Preguntas para trabajar en nuestras cárceles Argentinas después de escuchar al Papa
¿Ud. cree que damos espacio en la catequesis penitenciaria a la escucha del sentido de la vida que encuentra cada preso en su particular circunstancia?
¿El trabajo y el amor son los pilares de sentido de los humanos? Si piensa que es así ¿cómo favorecerlos en la cárcel?; si piensa que no ¿qué otra cosa conviene hacer?
¿Ud., como capellán, se siente un ?heraldo de la compasión y del perdón infinitos de Dios»? ¿Qué medios ordinarios formales e informales emplea para que llegue la compasión y no se refuerce el victimismo, y para que el perdón no promueva -inconcientemente- que nunca haya cambios en serio?
¿Quedan medios de castigo o corrección en su penal que socavan o degradan la dignidad humana de los prisioneros? ¿Se tortura en su cárcel? ¿Ud. cree que la prohibición de recibir visitas o la visita familiar es seguida con un criterio pedagógico psicológico o solo de seguridad? ¿Se discuten en su unidad los casos dilemáticos interdisciplinariamente? ¿Cómo ve ud. los ?buzones?? (celdas de aislamiento)? ¿Cómo se usa esta estrategia de seguridad en su penal? ¿Qué considera ud. conveniente para los internos hiperviolentos o recalcitrantes que reinciden en actitudes agresivas? ¿Cómo formar para la autodisciplina? ¿Quién debe elegir a los ?limpieza?? (encargados de pabellón)? ¿Qué cosas en el mundo de la cárcel debilitan la autoestima?
¿Cuáles son las decepciones y frustraciones de los capellanes argentinos? ¿Qué estrategias tiene ud. para vivir motivado en su tarea y hacerla al ciento por ciento? ¿Qué hace ud. para que no se le pegue la depresión y el cinismo a veces muy presente en estas estructuras?
¿Ud. cree que la pastoral penitenciaria está enriqueciendo la vida de su diócesis o es el trabajo que realizan el ?clero bajo?? y catequistas marginales? ¿Se utilizan en su diócesis los mejores recursos para los más pobres?
¿Cómo ud. educa en la fiabilidad sin ser un ingenuo? ¿Cómo ud. educa en la esperanza, en estructuras donde es alto el suicidio y la desesperación y el consumo de drogas?
(*)Leonardo Belderrain, Sacerdote doctor en teología moral, Diócesis de
Quilmas, capellán unidad 32 del Servicio Penitenciario Bonaerense
te 0221-4731674 Y 0221-15-4-208-913