(ANSA)
«En Lampedusa no tenemos lugar ni para los vivos ni para los muertos»: en el día más trágico para esta pequeña isla del Mediterráneo, y sin esconder el «horror» por el naufragio de este jueves, la alcaldesa Giusy Nicolini lanzó un grito de alarma sobre la que se ha rápidamente convertido en una tragedia nacional para toda Italia.
«Estos muertos deben «hablar» a todo el mundo», destacó sin esconder sus lágrimas la valiente alcaldesa a ANSA, subrayando que el naufragio de hoy no debe ocurrir nunca más.
Desde la mañana temprano, cuando comenzó a contar los muertos en el muelle «Favarolo» del islote, Nicolini no ha parado de quejarse por las normas tanto italianas como europeas sobre la inmigración.
Por otra parte, uno de los problemas del día -por más trágico que pueda parecer- es que en el cementerio de la isla no hay espacio para las víctimas de hoy.
Precisamente por esta razón, el alcalde de Agrigento -la ciudad siciliana de la que depende administrativamente Lampedusa- advirtió que podría a su vez hacer espacio en el cementerio local, que se encuentra no muy lejos del célebre Valle de los Templos, uno de los lugares turísticos más visitados de toda Italia.
«De una u otra manera, debemos dar una sepultura digna a los muertos en el naufragio», destacó el alcalde, Marco Zambuto. «Sicilia -añadió- ha sido siempre una tierra que ha acogido a todos».
A la espera de que se llegue a una solución, los cuerpos de muchos de los inmigrantes fueron llevados a un hangar al final de la pista del pequeño aeropuerto local, donde por lo general se encuentran los helicópteros que constantemente llegan y despegan de Lampedusa.
Pero hoy el lugar fue rápidamente llamado por la muerte como el «hangar de la muerte».
Por la tarde, la policía afrontó la triste tarea de sacar fotografías a los rostros de cada uno de las víctimas. En el hangar había en ese momento los cuerpos de 42 hombres, 47 mujeres y 4 niños, de los cuales uno tenía apenas unos meses de vida.
Además de ocuparse del problema del cementerio, Giusy afronta en estas horas también el tema de los 155 sobrevivientes del naufragio, sin contar otros 463 inmigrantes provenientes de Siria y que hoy han logrado desembarcar en las costas de las islas. El problema es que, vistas sus dimensiones, la isla no tiene espacio precisamente ni para los muertos ni tampoco para los vivos.