La viuda del ex-obispo que hablaba por teléfono con el Papa -- Andrea Tornielli

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Vatican Insider

Murió ayer por la noche Clelia Luro, la esposa de Jerónimo Podestá, quien fue pastor de la diócesis de Avellaneda. El ex-obispo a quien Bergoglio asistió en el lecho de muerte y con cuya viuda permaneció en contacto
Falleció ayer por la noche en un hospital de Buenos Aires Clelia Luro, la viuda del ex-obispo Jerónimo Podestá. Como arzobispo de Buenos Aires, en 2000, Jorge Mario Bergoglio asistió a Podestá en el lecho de muerte. Y desde entonces permaneció en contacto con la viuda, a la que también llamó por teléfono después de haberse convertido en el Obispo de Roma. En 1966 Podestá, obispo de la diócesis de Avellaneda, conoció a Clelia (que en ese entonces tenía 39 años, se había divorciado y tenía seis hijas), con la que comenzó una relación que lo habría llevado al abandono del episcopado un año después. En 1972 abandonó el estado clerical y se casó con ella.

Luro, pocos días después de la elección de Papa Francisco, indicó en una entrevista que un mes antes de morir Podestá le había dicho: «Clelia voy a ir a hablar con el cardenal». La mujer le preguntó por qué, pues el predecesor de Bergoglio no lo había recibido. «Es un jesuita muy inteligente y me va a escuchar», le respondió. «Y fue, y estuvo como dos horas. Jerónimo volvió muy contento Me dijo: es un hombre muy inteligente, muy abierto, tenés que cuidarlo».

Cuando Bergoglio supo que Podestá se encontraba en el hospital, «me llamó por teléfono y me preguntó si podía llamarlo. Le contesté: Como no, va a estar contento. Entonces le dije que estaba en el sanatorio San Camilo y estuvo conversando con él. Cuando lo llevaron a terapia, Bergoglio estaba en una audiencia y la monja le avisó que estaba en terapia. Bergoglio largó la audiencia y fue al San Camilio». El entonces arzobispo llevaba la unción. Podestá no estaba consciente, pues ya estaba en coma. «?Habló algo??, le pregunté ?a Bergoglio, contó Luro en la entrevista. ?No Clelia, me apretó fuerte la mano??, me respondió». «Yo sé lo que ha significado para Jerónimo cuando estaba partiendo que se haya acercado Bergoglio a él».

«Yo sé lo que ha significado para Jerónimo ?continuó? cuando estaba partiendo que se haya acercado Bergoglio a él. Después le dijo a las monjas: «No la saquen a Clelia de terapia, déjenla hasta el final??. Es que a mí me dejaban estar 15 minutos nada más. Bergoglio me dijo: ?no se aparte de Jeronimo hasta que parta y me pude quedar con él tres días». De ahí nació también en mí el agradecimiento, el cariño que le tengo a Bergoglio. Mas que todo, él es un hombre de gestos, y uno cree por los gestos, es con las palabras uno puede decir cosas lindas, la cosa es lo que haces. Bergoglio es un hombre de gestos y, también de palabra pero se manifiesta lo que él es por los gestos».

Con respecto al celibato sacerdotal, el entonces cardenal Bergoglio, en el diálogo con el rabino Abraham Skorka publicado en el libro «El cielo y la tierra», dijo: «Es un tema que se discute en el catolicismo occidental, por petición de algunas organizaciones. Por ahora se mantiene firme la disciplina del celibato. Hay algunos que dicen, con cierto pragmatismo, que estamos perdiendo mano de obra. Si, por hipótesis, el catolicismo occidental tuviera que revisar el tema del celibato, creo que lo haría por razones culturales (como en Oriente), no tanto como opción universal».

«Por el momento ?continuaba Bergoglio?, yo estoy a favor de que se mantenga el celibato, con todos los pros y contras que implica, porque son diez siglos de experiencias positivas más que de errores… La tradición tiene un peso y una validez. Los ministros católicos eligieron gradualmente el celibato. Hasta 1100 estaban los que lo seguían y los que no… es una cuestión de disciplina, no de fe. Se puede cambiar. Personalmente nunca me ha pasado por la mente la idea de casarme».

Lo que el futuro Papa no toleraba era la doble vida de los sacerdotes. «Si uno viene y me dice que embarazó a una mujer, yo lo escucho ?decía Bergoglio en el diálogo con el rabino?, trato de tranquilizarlo y poco a poco hago que endienda que el derecho natural viene antes de su derecho en cuanto sacerdote. Por consecuencia debe dejar el ministerio y ocuparse del hijo, incluso en el caso en el que decida no casarse con la mujer. Porque así como el niño tiene derecho de tener una madre, también tiene el derecho de tener un padre con un rostro. Yo me empeño para regularizar todos sus documentos en Roma, pero él debe dejar todo. Pero si un sacerdote me dice que se dejó arrastrar por la pasión, que cometió un error, lo ayudo a que se corrija. Hay sacerdotes que se corrijen, otros no. Algunos, desgraciadamente ni siquiera se los vienen a decir al obispo».

Corregirse, para Bergoglio, significa «hacer penitencia, respetar el celibato. La doble vida no nos hace bien, no me gusta, significa dar sustancia a la falsedad. A veces les digo: ?Si no eres capaz de soportarlo, toma una decisión??».