Le Monde Diplomatique
Antaño se veía en ello algo virtuoso. Antes de recibir pitanza, los necesitados tenían que sufrir el oprobio de la mendicidad. Se les obligaba a darse codazos frente a las casas de caridad, a esperar bajo el frío y ante la mirada despectiva de los transeúntes. De ese modo, tratarían de cambiar su situación. Ver noticia original en …