Confieso que le tengo un aprecio especial. No me duelen prendas en reconocerlo, por más que haya quienes le desprecien olímpicamente. No es un futbolista de renombre. Tampoco un político ni una estrella rutilante. Es un médico y genetista; director, entre 1990 y 2000, del Instituto Nacional Estadounidense de Investigación del Genoma Humano; descubridor de su secuencia y, en la actualidad, director de los Institutos Nacionales de la Salud de los EE. UU. Me refiero a Francis S. Collins (1950), una persona de la que -aunque no es frecuente que se deje ver y oír mucho- he tenido noticias suyas estos últimos días, por lo menos, en tres ocasiones. ··· Ver noticia ···
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