La tercerización del Estado de Derecho -- Gabriel Sánchez (Montevideo) y Mariana Núñez (Buenos Aires)

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El objetivo de la Ley, es proteger a toda la sociedad, especialmente al más débil.Anónimo
?A partir del asesinato del estudiante y militante político Mariano Ferreyra, a manos de tiradores y matones contratados por la dirigencia de un sindicato, comenzó a hablarse en la prensa de izquierda de una tercerización de la represión, a tono con otras tercerizaciones que impone la economía globalizada.??

?El concepto nació en un think tank del Departamento de Estado norteamericano, junto con dos guerras inventadas (y genocidas) que ese gendarme mundial lleva adelante en Afganistán e Iraq.

Ciertas empresas ligadas a la CIA y a otras agencias de seguridad fueron autorizadas a tomar prisioneros por su cuenta, llevarlos a cárceles clandestinas o semi clandestinas en distintos lugares del planeta (por ejemplo, Guantánamo), interrogar a esos prisioneros (es decir, torturarlos) y finalmente desaparecerlos o bien blanquearlos, como consta en un buen número de denuncias publicadas. A eso lo llaman tercerización de la guerra.??

En un excelente análisis ?a los que por otra parte nos tiene acostumbrados- el periodista y escritor Oscar Taffetani de la agencia Pelota de Trapo, apunta claramente, en su último artículo de octubre, a una situación que está teniendo lamentables consecuencias en la sociedad globalizada. El concepto en cuestión es la tercerización de la represión, una tendencia que ha infiltrado transversalmente a sociedades, gobiernos y grupos corporativos, cuya dinámica termina escapando de las manos de quienes supuestamente la controlan, y sumando presión a la confrontación social con desenlaces de muerte.

Su lugar de gestación, como de otras tantísimas creaciones contrarias a la vida, fue Washington, el corazón del Imperio: ?El concepto nació en un think tank del Departamento de Estado norteamericano, junto con dos guerras inventadas (y genocidas) que ese gendarme mundial lleva adelante en Afganistán e Iraq.??

En nuestro mundo globalizado, tiene repercusiones trágicas aquí y más allá, como ocurrió en Buenos Aires hace unos diez días, con el asesinato del joven Mariano Ferreyra, militante del Partido Obrero de la Argentina, en el marco del enfrentamiento entre dos grupos sindicales. Uno, enteramente clasista, se manifestaba por los reclamos de los trabajadores tercerizados ferroviarios: con ellos marchaba solidariamente Mariano, estudiante y desocupado; el otro pertenecía al riñón de la poderosa Unión Ferroviaria, del sindicalista-empresario José Pedraza, con estrechísimos vínculos con la CGT de Hugo Moyano, ni más ni menos que el conductor de ?la columna vertebral?? del Gobierno, en la opinión del jefe de gabinete Aníbal Fernández a principios de noviembre, ocurrido ya el fallecimiento del ex presidente Néstor Kirchner.

Se podría extender el análisis de las consecuencias de este proceso de tercerización de la represión al ámbito de la guerra, pues, como magistralmente lo expresa Oscar Taffetani ?ha establecido un nuevo poder mundial en las sombras??. Veamos: ciertas empresas ligadas a la CIA y a otras agencias de seguridad fueron autorizadas a tomar prisioneros por su cuenta, y a llevarlos a cárceles clandestinas en distintos lugares del planeta (por ejemplo, Guantánamo); allí fueron interrogados (eufemismo por ?torturados??), para finalmente desaparecerlos o bien blanquearlos, como consta en un buen número de denuncias publicadas.

Afirma Taffetani que ?a eso lo llaman terce-rización de la guerra.?? Esta dinámica se advierte también en los asesinatos selectivos de Honduras, pero vamos a enfocarnos en el ámbito local del análisis, en la orilla porteña del Plata.

Consideramos que si esta dinámica de grupos sociales definidos ?hasta hoy- se profundiza, desembocando en asesinatos como el de Mariano Ferreyra o el de muchísimos hinchas de fútbol en manos de ?barras bravas??, la multiplicación de estos casos con la complicidad de las más altas esferas dirigenciales, sumada la lentitud de los procesos judiciales, tendrá por consecuencia que en el común de la gente se instale la necesidad imprescindible de ?armarse?? para sobrevivir.

Una idea que está siendo abonada desde hace tiempo por los monopolios mediáticos, siempre atentos a atribuir a gobiernos medianamente populares las calamidades del neoliberalismo. De ahí el boom de las empresas de seguridad,-con su mano de obra ?calificada?? por años de represión estatal-, y la venta masiva de armas que protagonizan verdaderos dramas familiares al detonarse en las circunstancias menos esperadas.

El temor que nos asalta -valga la redundancia- es ciertamente la caída del estado de derecho y el establecimiento de la ley del más fuerte. Aunque una reflexión genuina debe hacernos concluir que el estado de derecho se vulneró cuando la policía/el estado declaró ?zona liberada?? la zona de Avellaneda donde asesinaron a Mariano. Sin duda la repetición de esta situación profundizará la destrucción del Estado de Derecho por cuanto la sociedad toda y el sistema político deben erradicarlas de plano.

(Información recibida de la Red Mundial de Comunidades Eclesiales de Base)