Son nueve los que trabajan en un gran restaurante de París: cocineros, pinches, camareros, limpiadores. Ocho de ellos vienen de Malí, uno de Costa de Marfil. Estos trabajadores sin papeles saben que los explotan desde hace años. ¡Sin ellos el restaurante no podría funcionar y la dirección sacar sus pingües beneficios! Estos trabajadores de la sombra se arriesgan y se ponen en huelga para conseguir su legalización y dejar de ser tratados como parias.
A las11h de la mañana, los 9 paran su trabajo y vienen a sentarse a los banquillos del restaurante con su ropa blanca y su casquete blanco en la cabeza, mientras los sindicalistas y los militantes de las asociaciones, avisados de antemano, invaden el local. Afuera, las banderas cubren las fachadas de este prestigioso lugar.
La sorpresa es mayúscula y la vida del restaurante queda paralizada. Los medios acuden veloces y nuestros cocineros son sus estrellas.
« Trabajé 11 horas al día, durante 4 meses sin coger vacaciones y sin pausa »
« Cuando cogemos nuestro mes de vacaciones, nos obligan a dimitir. Al volver al restaurante, la dirección reduce nuestro sueldo durante dos a tres meses y nos hace firmar un nuevo contrato de trabajo. »
« Durante nuestro horario de servicio, no paramos para comer. »
« Tenemos que comprar y lavar nuestra ropa de trabajo. »
« Tenemos nóminas, pagamos impuestos, cotizamos a los seguros de enfermedad?? »
« Yo trabajo aquí desde hace años y sigo sin tener papeles. Queremos que nos legalicen.
Para nosotros es una cuestión de justicia. »
La dirección acude al lugar. No se atreve a llamar a la policía porque no está en regla ya que contrata a ilegales. Podrían ir a juicio. Comienza un pulso.
Cada día, me alegro de encontrarme con los les « 9 » que duermen en el comedor del restaurante. Su solidaridad no tiene falla. Sienten mucho apoyo a su alrededor. Saben que si ganan, muchos trabajadores sin papeles también saldrán ganando a su vez.
Y eso es lo que ocurrió. Consiguieron su legalización. ¡Qué alegría!