HonorioAntonio: te mando esta reflexión que me ha salido del alma tras haber seguido los santos oficios en una iglesia de un convento carmelitano y en mi parroquia. Quizá con la segunda intención de que no repitamos este año en Atrio nuestras sabias reflexiones y tesis sobre la Resurrección, y escojamos de una vez una reflexión directa sobre esa Semana Santa y esa Resurrección que ocurre cada día y a cada hora ante nuestros ojos, ?y no nos damos cuenta??, como decía aquel hermoso Responsorio de T. Luis de Victoria de Comillas: ?Ecce quomodo moritur iustus, et nemo percipit corde; et vivi iusti tolluntur, en nemo considerat; a facie iniquitatis sublatus est iustus, et erit in pace memoria eius??.
Nunca como este año he sentido tan hiriente y punzante la sentencia de Karl Marx.?? la religión es el opio del pueblo??. La liturgia y la piedad popular de la Semana Santa son la mejor expresión de cómo la ?praxis religiosa?? le da la espalda al mensaje de Jesús. ¿O no?
Pasión según donnadie
En este tiempo: Decidieron los mercados en su Sanedrín de Wall Street que, fracasados los negocios y ganancias de la burbuja inmobiliaria, había que recurrir necesariamente a la especulación hasta entonces prohibida sobre los alimentos de primera necesidad.
?Cierto que con esta especulación causaremos la muerte de muchos inocentes?? comentó un gran sacerdote de las finanzas. ?Pero es mejor que mueran millones de personas en el Tercer Mundo antes que se arruien nuestros negocios especulativos??.
Y con la colaboración del poder civil del Pilatos de turno, y del todopoderoso ejército yanqui, se ejecutó la sentencia con todo rigor y disciplina.
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En aquel tiempo no muy lejano: Los sargentos del orden mundial universal, temerosos de proyectos de subversión incipientes en Chile, Bolivia, El Salvador, Guatemala, a los que había precedido años antes el movimiento subversivo que desembocó en la independencia de la India, decretaron que había que borrar del mapa a Salvador Allende, el Che Guevara, el arzobispo de El Salvador, miles de guatemaltecos, como antes habían hecho con el mahatma Gandhi los ingleses.
Y las sentencias fueron ejecutadas puntualmente.
Y todos los condenados dijeron al morir sus Siete Palabras de rigor: Tengo sed, Hijo, ahí tienes a tu madre??Padre, perdónales porque no saben lo que hacen, Esto se acaba Padre, en tus manos encomiendo mi último suspiro??
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Pero las gentes del mundo católico siguieron llorando a sus pasos de la Macarena y el Cachorro, y poniendo los ojos en blanco ante el Monumento del Jueves Santo.
Y leyeron y cantaron en polifonía clásica aquel Responsorio de ?Mirad cómo muere el Justo, y nadie lo siente en su corazón; mirad cómo nos son arrebatadas las personas honestas, y nadie piensa en ello??De las garras de los malvados fueron arrancados, y serán recordados en paz??
Pero las gentes recordaron al Cachorro y a la Macarena con los tambores de Calanda, con las trompetas y marchas militares de Sevilla, con estruendos y cencerradas.
Y llegó el tercer día, y los que murieron de hambre asesinados por los mercados, y Gandhi, y Allende, y el Che y todos los que habíam muerto asesinados resucitaron, y la tierra entera explotó en una sonora algarabía de aleluyas??
Y los más sabios disertaron doctamente sobre la Resurrección del Resucitado y el sepulcro vacío, como si nadie más hubiese resucitado con el que fue el primero de los inocentes inmolados, la primicia de los resucitados.
Y al igual que el pueblo de Jerusalén, frente a la eterna Semana Santa, frente a la permanente Pasión y Muerte del Hijo de Dios, de tantos Hijos de Dios que son inmolados a millones por la injusticia, la avaricia, los sacerdotes siguieron con sus plegarias y sermones como si nada estuviese pasando, como si la Pasión hubiese terminado aquel Viernes Santo del Año 33; y el personal en sus vacaciones de Semana Santa al sol y al chiringuito de la playa y los baños, y los sabios con sus teologías. Y a la Semana Santa de Sevilla sucedió la Feria de Abril, como si nada hubiese pasado.