Aguirre y su consejera Fígar, ausentes, se libran de los gritos contra “la privatización de la educación”
Más de un centenar de personas, entre profesores, estudiantes y personal de administración y servicio han impedido la celebración del acto solemne de inauguración de las seis universidades públicas madrileñas en la Autónoma de Madrid. Los manifestantes, que protestaron contra los recortes en Educación, han abucheado y mostrado tarjetas rojas a los rectores y al director general de Universidades de Madrid, Jon Juaristi. No han acudido ni la presidenta madrileña, Esperanza Aguirre, ni la consejera de Educación y Empleo, Lucía Figar, habitual en este tipo de acontecimientos.
Un portavoz oficial de Educación, en declaraciones a El País, ha justificado la ausencia de Aguirre y Fígar “porque estaban convocadas al comité ejecutivo nacional del PP”. Según esta fuente, ambas avisaron la semana pasada de que no podrían asistir. Lo cierto es que Aguirre ha conseguido evitar la protesta, y su ausencia hoy en la Universidad Autónoma ha recordado el incidente sufrido por la presidenta madrileña cuando en julio pasado ni siquiera se bajó del coche oficial al llegar a la Academia Regional de Policía, en Valdelatas, donde le esperaba una manifestación de sanitarios, educadores, bomberos y funcionarios en general.
“El hijo del obrero no puede estudiar”
El director general de Universidades de Madrid, Jon Juaristi ha dado por concluido el acto y por inaugurado el curso casi una hora después del comienzo fallido, entre gritos de “vergüenza”, “¡vuestras tasas no las pagamos!”, “¡huelga indefinida!”, “este acto no se celebra”, “no a la privatización de la sanidad y la educación”, “pública, pública”, “huelga indefinida”, “qué casualidad, qué casualidad, el hijo del obrero no puede estudiar” o “fuera los políticos y las empresas de la universidad”.
El grito y la palabra
El rector de la Autónoma y anfitrión del evento, José María Sanz, ha pedido “respeto en el marco de la autonomía universitaria” y ha lamentado “la situación y el ambiente creado”. A continuación, ha añadido que “es un mal momento para la universidad pública cuando el grito inhibe la palabra”.