Ivan, el niño ruso de doce años ?sin papeles?? que cayó de un balcón cuando la policía francesa se disponía a entrar en su casa, evoluciona favorablemente. En el hospital esperan que en los próximos días pueda salir del coma, y en cualquier caso es pronto para saber qué tipos de secuelas cerebrales pueden afectarle en el futuro. El caso ha reabierto en Francia la controvertida política de mano dura con la inmigración del nuevo presidente conservador, Nicolas Sarkozy, mientras la policía enfatiza que actúan siguiendo las directrices del Gobierno.
El caso de Ivan evoca uno de los capítulos más complejos de la vida política de Sarkozy, cuando siendo ministro de Interior en octubre de 2005, dos jóvenes musulmanes de padres inmigrantes murieron electrocutados cuando se escondían de la policía. Aquellos dos jóvenes no habían cometido ningún delito, por lo que muchos franceses de origen inmigrante lo interpretaron como un signo de lo que representa vivir bajo sospecha y lo utilizaron como válvula de escape de una frustración latente. Se originó así una ola de protestas en los suburbios de París que se extendió a todo el país, multiplicándose los actos de vandalismo callejero.
En 2005 convenía la firmeza
Por aquel entonces Sarkozy, que cultivaba una imagen de dureza como uno de sus principales activos en sus aspiraciones presidenciales, contribuyó con declaraciones incendiarias y mensajes de intransigencia a caldear el ambiente, apelando a la solidez ante lo que denominaba ?escoria??. Ahora, con el caso de Ivan, el niño de origen checheno en coma desde el pasado jueves, cuando cayó de un balcón huyendo de la policía, todos los esfuerzos del ahora presidente galo se centran en evitar una mala imagen de su Gobierno.
Lamento, investigación y permiso especial
Nada más conocerse el accidente, Sarkozy realizó una declaración desde su retiro vacacional en EEUU para lamentar lo ocurrido, desde Inmigración concedía un permiso extraordinario de seis meses a los padres del niño e Interior anunciaba una investigación. Pero no parece que la policía quiera cargar con la responsabilidad del accidente, y aclaran que actúan contra familias como la de Demsky siguiendo las directrices gubernamentales. Así, el dirigente sindical de la policía Didier Courtin señaló que actuaron «sin exceso de entusiasmo» en el cumplimiento de las «consignas ministeriales».
La familia de Demsky llegó a Francia hace cuatro años huyendo de la guerra de Chechenia, y aunque solicitaron asilo político, las autoridades se lo denegaron hasta en tres ocasiones alegando que por su condición de ciudadanos rusos no corrían peligro en Grozny.
?No es un accidente??
El ministro de Inmigración e Identidad Nacional, Brice Hortefeux, prometió 125.000 detenciones y 25.000 expulsiones de inmigrantes ilegales antes de que acabe 2007. Como recoge La Vanguardia, la Red Educación Sin Fronteras (RESF), una organización de profesores franceses que trata de evitar la deportación de niños escolarizados y de sus padres, ya ha manifestado que ?no es un accidente, es la consecuencia directa e inevitable de la política impuesta por el Gobierno a las prefecturas y a los policías??.