La policía desaloja a los indignados en Bruselas -- Daniel Besteiro

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Público

Los indignados buscan en Bruselas el efecto dominóLa Policía desaloja a una treintena de activistas que desoyeron la orden de abandonar la acampada para establecerse en un punto alternativo. Unos momentos antes de que la noche cayese sobre Bruselas, en el parque Elisabeth se pudieron ver muchas caras de alivio y escuchar muchos vítores. ?Nous sommes indignés, indignés, indignés!??, gritaron centenares de personas, en su mayoría jóvenes belgas y españoles, antes de celebrar la primera asamblea internacional del movimiento en la capital de las instituciones europeas.

Por una parte, alivio. Las decenas de peregrinos que llegaron a pie a la ciudad aparecieron finalmente en el punto de reunión, no sin retraso. Algunos de ellos, como Pepe (no quiso precisar su apellido), se echaron la mochila al hombro a finales de julio en Madrid. Al llegar, con un grupo de ?60 o 70 personas??, confesó estar sorprendido por el ?buen ambiente y la comprensión?? de los jóvenes belgas.

No se enfrentan ?a un paro enorme?? como los españoles, pero ?tienen motivos para estar indignados??, aseguró. Los anfitriones llevaban semanas preparando el programa de unas jornadas de reflexión y debate que comienza hoy y armarán con argumentos la gran manifestación del sábado que viene. Según Etienne (que también prefiere no revelar su nombre completo), estudiante universitario, ?los recortes que vemos en países como España o Grecia llegarán aquí en unos años. Es más, saldrán de aquí, porque aquí están las instituciones que los deciden sin consultar??, se lamentó.

Por otra parte, vítores y un gran gesto de reafirmación ante la amenaza de las autoridades de impedir la acampada. El Gobierno municipal y regional había advertido al movimiento de que no permitiría la acampada en el parque Elisabeth, un lugar protegido donde se encuentra la basílica nacional.

Como alternativa, las autoridades municipales habían ofrecido en los últimos días un recinto de congresos a las afueras de la ciudad, que fue rechazado, y alojamiento en un edificio universitario aledaño al parque que cuenta con electricidad y baños. Durante la asamblea, los indignados defendieron que, pese al frío y la intensa lluvia de Bruselas, el parque era su ?hotel de cinco estrellas??, en palabras de uno de los participantes.

Ese fue su primer debate. Se prolongó durante varias horas y comenzó con la bienvenida de una portavoz policial. ?La Policía no quiere causar problemas, queremos trabajar con vosotros en un ambiente de colaboración??, aseguró ante las risas espontáneas de los presentes. Finalmente, la mayoría de indignados (cerca de 400) decidieron aceptar la oferta del Gobierno municipal y pasaron la noche en un edificio universitario. Sin embargo, una treintena de jóvenes se negaron a abandonar el parque y fueron desalojados por la Policía. ?En Bélgica tenemos reglas. Este es un parque protegido y más tarde de las diez de la noche no puede haber reuniones ni ruido??, aseguró el comisario en jefe Debeckers.

?Lucha contra la apatía??
Durante toda la semana habrá asambleas, talleres, y proyección de documentales. ?Es una lucha contra la apatía??, resume Susana, que tampoco reveló su apellido, venida de Madrid con la experiencia de haber participado en la comisión de Internacional en la Puerta del Sol.

¿Es una lucha también contra la apatía propia? Según ella, ?la visión que se tiene desde fuera y en los medios es bastante sesgada??, dice. ?Hemos estado trabajando desde que comenzó el movimiento y está muy vivo. Ahora vamos a intentar que se produzca un efecto dominó en Europa??, confió. Alba, voluntaria en una ONG y que, como los demás, no quiso dar a conocer a su nombre completo, no lo tiene tan claro. ?Culturalmente, sociedades como la belga son menos dadas a oponerse a las normas. Tampoco aquí o en otros países hay los problemas que tenemos en España??.

Según ella, es necesario que los ciudadanos europeos vuelvan a tomar posesión de sus derechos, comenzando por el de la expresión de su descontento. Cerca de Alba, dos italianas, Debora y Mónica, lo tienen más claro cuando son preguntadas por sus motivos. ?Somos italianas, ¿hoy es necesario algún motivo más???, resume Mónica.

?Necesitamos visibilidad, internacionalizar el movimiento??, asegura Sophie, estudiante belga que colaboró en la organización del programa de actividades. ?La lucha no ha hecho más que comenzar??, anuncia.