LA PARROQUIA DE SAN CARLOS BORROMEO. Juan Cejudo Caldelas

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La Voz de Cádiz

Parroquia de S. Carlos21.jpgEl arzobispo de Madrid, Rouco Varela, ha decidido, siguiendo al parecer directrices de El Vaticano, cerrar la Parroquia de San Carlos Borromeo de Madrid. Una Parroquia que desde hace más de 25 años atiende a los colectivos menos desfavorecidos de la Sociedad. Allí encuentran acogida y refugio muchísimas personas sin recursos ni medios para salir adelante. Pero la atención que se les presta no es de tipo paternalista ni limosnero. Es compartir con ellos con dignidad, cercanía y familiaridad, como hermanos.

Parece normal que en una parroquia tan especial, sus responsables (el equipo de tres curas) deban hacer un esfuerzo por intentar hacer «comprensible» los gestos y símbolos que se utilizan en la Eucaristía. Por eso, en vez de vestidos extraños usan ropa de calle o en lugar de las finas hostias blancas, comulgan con trozos de pan, o rosquillas. El Vaticano y el Arzobispo se han fijado más en esos detalles que en el verdadero fondo de la cuestión.

Unos curas que están dejando lo mejor de ellos mismos volcados en la atención diaria y continua a esas personas que nada tienen, que se esfuerzan por crear fraternidad entre la gente con la que conviven, sin dirigismos ni protagonismo, sin sentirse superiores. La Jerarquía no ha valorado que los pobres celebran la fe, que los curas son gente amiga que les apoya y les entiende.

El arzobispo se debería sentir orgulloso de poder tener una gente tan entregada, tan auténtica, tan evangélica. Deberían pensar que es ése el ideal que tendría que seguirse en todas las parroquias. Sin embargo, decide el cierre porque está más preocupado por que se cumplan todas las normativas litúrgicas en sentido estricto que en ver el fondo del asunto. El arzobispo ha tenido un estilo prepotente, autoritario, no propio ni adecuado para un Pastor que debiera ser dialogante y cercano.

Hubiera sido más deseable que se hubiera acercado hasta la Parroquia para hablarlo con los responsables y con toda la Comunidad que allí se reúne con ellos. Mandó a un obispo auxiliar que dijo sentirse «impactado y encantado», para, a los pocos días, decidir el cierre de la Parroquia sin más.

El arzobispo se habrá quedado muy impactado del aluvión de reacciones de apoyo que está teniendo la Parroquia desde todos los lugares del mundo y que se pueden ver en www.redescristianas.net pulsando en Adhesiones a la Parroquia de San Carlos Borromeo y de rechazo a su decisión de cierre. Muchas parroquias de ese talante serían necesarias en todas partes. Seguro que la Iglesia entonces sería mucho más creíble y mejor valorada.