LA M?SICA DEL ESTATUTO. Pope Godoy, licenciado en Teología

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Diario de Cádiz

LE gusta el ritmo, la cadencia y la letra. La redacción ya no es tan feliz. A veces, resulta horrenda. Los textos legales tienen un tufillo enrevesado, artificial, cansino y (¿necesariamente?) tortuoso. Acercar la redacción de las leyes a esas mismas personas a las que se pretende beneficiar sería una tarea encomiable que exige mucha más serenidad y tranquilidad de la que suele existir en la vorágine parlamentaria.Pero vamos al texto.

Los derechos sociales tienen una formulación rotunda y certera. A veces, hasta entusiasma, como cuando extiende todos esos derechos ?a todas las personas con vecindad administrativa en Andalucía?? (art. 12). Ese Título I toca todos los palos de la sociedad para incidir sobre las heridas, sobre las carencias y sobre las frustraciones. También sobre la intuición de una sociedad abierta, plural, interculturalizada, respetuosa y exigente al mismo tiempo. Los mismos derechos y los mismos deberes sin ningún tipo de discriminación. Por no hablar del art. 10, donde se trazan los 24 ?objetivos básicos?? de nuestra comunidad.

Esto suena ya a música celestial o al país de las maravillas. Las pegas van a venir después. Sólo en los primeros 41 artículos se remite 25 veces a leyes posteriores que habrá que hacer. Esta constatación pone a las claras que la gran batalla se va a librar después del referéndum. Es decir, cuando haya que aterrizar, concretar, cuantificar, financiar y hacer efectivos esos derechos hasta el punto de que puedan ser exigidos ante los tribunales ordinarios.Vale la pena recuperar nuestra memoria histórica en este referéndum. Allá por los años 80 luchábamos por el Estatuto porque lo considerábamos un instrumento poderoso, casi imprescindible, para salir del subdesarrollo. Lo hemos conseguido, desde luego, sin que yo esté en condiciones de saber en qué medida o en qué porcentaje la autonomía andaluza y el Estatuto de 1981 han sido palancas de ese salto cualitativo andaluz.

Pero no perdamos la perspectiva. Andalucía ha seguido la trayectoria del conjunto de España y seguimos en el mismo puesto relativo que teníamos en 1980.Unos cuantos datos nos permiten conservar la calma. En el cuarto trimestre de 1980, la media española de paro era el 12,43 por ciento, mientras que la andaluza llegaba al 18,02 por ciento. A nuestro flamante referéndum llegamos con el 12,22 por ciento en tasa de paro (cuarto trimestre de 2006), cuando la media española ha bajado al 8,30 por ciento. En 1980, estábamos a la cabeza del paro español y siempre hemos mantenido un diferencial de más de cuatro puntos sobre la media española. Por si fuera poco, tenemos una precariedad laboral aterradora del 43 por ciento, frente al 33 por ciento de la media española y el 13 por ciento de la UE.Otro dato: el PIB andaluz significó en 1980 el 12,79 por ciento del total español. Han hecho falta 25 años para llegar al 13,76 por ciento en 2006. ¿Cuántos años nos faltan para llegar a la media española? Es verdad que la economía andaluza crece más deprisa que la media española.

En el quinquenio 2000-2005, el PIB andaluz creció un 3,65 por ciento ?segundo de España? frente a un 3,15 por ciento de la media española. Pero este diferencial de medio punto queda rápidamente absorbido por nuestro mayor crecimiento demográfico.No podemos perder de vista que, después de Extremadura, Andalucía está a la cabeza en porcentaje de personas bajo el umbral de la pobreza, tanto absoluta como relativa. Y, de nuevo con Extremadura, en los últimos puestos en PIB por habitante y en renta disponible neta por persona. Cuando Chaves nos anima a votar para que Andalucía llegue a estar entre las mejores regiones europeas, yo lo escucho con sonrojo y con cabreo. No se puede engañar así al personal. Creo que necesitamos una buena de dosis de modestia y de realismo. Si con este Estatuto conseguimos situarnos en torno a la media española en los parámetros claves que reflejan mayor nivel de bienestar, empleo más estable y cualificado y mucho mayor reparto social de la renta, podemos sentirnos más que satisfechos.No va a ser fácil conseguirlo.

Ahora estamos eufóricos porque crecemos más deprisa que la media comunitaria y empieza a percibirse el proceso de convergencia. Pero las ayudas comunitarias se irán trasvasando progresivamente hacia los nuevos países miembros que se encuentran en situaciones mucho peores. La ubre comunitaria se va a secar en pocos años. Con todos estos datos y otros muchos que pueden añadirse, yo estoy con el Estatuto. Y creo que es importante para Andalucía una participación muy numerosa y un voto afirmativo masivo. Los dos factores los vamos a necesitar porque tendremos que urgir a los gobiernos de turno para que no se duerman en los laureles.