La investigación debe elevarse a juicio
«La extensa y profunda investigación judicial, que ha permitido no sólo probar el atentado criminal sufrido por Monseñor Angelelli y Arturo Pinto, sino avanzar en la imputación de sus autores mediatos, debe concluir por parte del Juzgado interviniente con la elevación a juicio, para que el Tribunal Oral Federal juzgue a los asesinos, aplicándoles la máxima pena correspondiente a cumplir en cárcel común, sin los privilegios que gozaron en tantos años de impunidad” sostienenn los quellerantes en un informe dado a conocer al conmemorarse, el 4 de agosto, el 35º aniversario del homicidio de Mons. Enrique Angelelli
Describiendo el recorrido de la causa, el documente informa que el 26 de febrero del 2010 se solicitó la imputación como autores mediatos a catorce militares y policías, encabezados por Jorge Videla, Albano Harguindeguy, Luciano B. Menéndez y Luis Estrella.
El 26 de agosto de 2010 el juez federal Daniel Herrera Piedrabuena hizo lugar a lo solicitado en cuanto a «tener por válida la promoción de la acción penal dispuesta el 3 de agosto de 1984 y demás actos de instrucción practicados” (fs. 599), es decir hace ya veintisiete años.
Por entonces el Fiscal Dr. Miguel Ángel Romero, sostuvo que «del examen y valoración de las probanzas reunidas en autos al reiniciarse la investigación por la muerte del entonces Obispo de La Rioja Monseñor Enrique Ángel Angelelli y las lesiones sufridas por su acompañante, el ex sacerdote Sr. Arturo Aldo Pinto en el hecho ocurrido el día 4 de agosto del año 1976 …. no habría sido consecuencia del desinflado de un neumático o cualquier otro hecho fortuito, sino la resultante de un atentado para causar la muerte de los religiosos. Surge asimismo que dicha acción delictiva habría sido llevada a cabo con el concurso premeditado de dos o más personas”
Desde esos argumentos el Juez encuadró la causa como «Homicidio calificado y tentativa de homicidio calificado” A partir de esa solicitud del Fiscal Romero, el entonces Juez de Instrucción en lo Criminal y Correccional Nº 1 de la provincia de La Rioja, Dr. Aldo Fermín Morales, dispuso diversas actuaciones judiciales y en base a elementos probatorios acumulados, el 19 de junio de 1986, resolvió dejar fijados los hechos, afirmando que «la muerte de Mons. Enrique Ángel Angelelli no obedeció a un accidente de tránsito, sino a un homicidio fríamente premeditado y esperado por la víctima”.
En marzo de 2011, el Juez Herrera Piedrabuena dispuso receptarle declaración indagatoria a los imputados: Jorge Rafael Videla, miembro de la Junta Militar, que usurpó el cargo de presidente de la nación; Albano Eduardo Harguindeguy, que como ministro del interior tenía a su cargo la represión a los sectores religiosos; Luciano Benjamín Menéndez, ex comandante del 3er. Cuerpo de Ejército, con jurisdicción en La Rioja; Luis Fernando Estrella, vicecomodoro, subjefe de la base aérea de Chamical, La Rioja, y Edilio Cristóbal Di Cesare, que se desempeñó, a la fecha de los crímenes, como Jefe de la Policía de La Rioja.
Dada «La extensa y profunda investigación judicial, que ha permitido no sólo probar el atentado criminal sufrido por Monseñor Angelelli y Arturo Pinto, sino avanzar en la imputación de sus autores mediatos” se concluye que la causa debe elevarse a juicio, para que el Tribunal Oral Federal juzgue a los asesinos de forma tal que «se repare una deuda a la memoria histórica del Obispo Angelelli, al que no sólo le arrebataron la vida, sino que `también le robaron la muerte´, como dijo Mons. Hesayne”.
Los querellantes son Marilé Coseano, sobrina de Mons. Angelelli, y Luis Miguel Baronetto del Centro Tiempo Latinoamericano, con el patrocinio de los Dres. Miguel A. Morales y Camel Rubén Layún.
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ENRIQUE ANGELELLI
Enrique Angelelli nació en Córdoba el 17 de julio de 1923.
En 1961 Juan XXIII lo designó obispo auxiliar de Córdoba. Allí, donde se les solía apodar «El Ropero” por su gran físico, se relacionó con obreros y gente de la clase empobrecida y comenzó a discrepar con la jerarquía eclesiástica.
En 1968 Pablo VI lo nombró obispo titular de la diócesis de La Rioja. Por entonces seguía los lineamientos del Concilio Vaticano II. Se incluía en la línea de la opción por los pobres y había firmado el documento del Movimiento de Sacerdotes el Tercer Mundo, que lideraba el obispo Helder Camara de Brasil.
En la Rioja Angelelli tuvo fuerte oposición de la clase dominante económicamente y el favor y apoyo de la población. La frase pronunciada en el día de su asunción como titular de diócesis de La Rioja «No vengo a ser servido sino a servir” la cumplió fielmente hasta su asesinato el 4 de agosto de 1976.
Unos días antes el párroco francés Gabriel Longueville y el sacerdote Carlos de Dios Murias fueron secuestrados. Sus cuerpos fusilados aparecieron en un descampado de la ciudad.
Angelelli se había documentado sobre esos fusilamientos y decidió ir a Buenos Aires, acompañado por el sacerdote Arturo Pinto. La camioneta en la que viajaban fue chocada en la ruta por otro vehículo.
«El cuerpo del obispo apareció extendido en cruz sobre el asfalto boca arriba y con un fuerte golpe en la nuca, a unos 25 metros del vehículo, en tanto que el sacerdote logró sobrevivir y la carpeta nunca se pudo recuperar” reporta la periodista Liliana Valle en un despacho de la agencia Telam.
Liliana Valle menciona al Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH) para detallar que «al menos dieciocho sacerdotes fueron asesinados o figuran como desaparecidos, otros diez estuvieron presos en la dictadura; treinta fueron secuestrados y derivados a centros clandestinos de detención y luego liberados” y «once seminaristas asesinados o que figuran como desaparecidos”
También la periodista trae a colación que en «reconocimiento a un luchador en defensa de los pobres y a su permanente postura contra los crímenes de la dictadura militar”, en 2009, por ley del Congreso Nacional se declaró al 4 de agosto «Día de la conmemoración de la obra realizada por Monseñor Enrique Angelelli» y se encomendó al Ministerio de Educación que su obra sea difundida en las escuelas.
Recién en 2006 el Episcopado de la Iglesia Católica Romana en Argentina se ocupó de la muerte de Angelelli constituyendo una comisión dirigida por el arzobispo emérito de Resistencia Carmelo Giaquinta. Luego de cerca de tres años de funcionamiento se catalogó la muerte de Angelelli como «un enigma”
Utilizando el típico sistema diplomático católico romano Giaquinta declaró a la agencia católica romana AICA que «La conclusión del trabajo no significa que la comisión haya llegado a una conclusión judicial. Si fue un accidente o atentado, eso lo dirá la justicia civil. A partir sólo de los testimonios eclesiales es difícil probar ninguna de las dos hipótesis».
[Agencia de Noticias Prensa Ecuménica / TEMAS DE COMCOSUR Nº 1303 – 04/08/2011]