Fuente: Il Sismografo
Como cada mañana desde hacía 32 días, la monja Vincenza Taffarel dejó la tacita de café en la sacristía para que Albino Luciani la encontrase cuando se despertase al alba de aquel 29 de septiembre de 1978. Al cabo de unos minutos, sobre las cinco y veinte, volvió a pasar y notó que la infusión seguía intacta.?? Ver noticia …
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