Enviado a la página web de Redes Cristianas
Aprendizajes del Orden Preferencial por los Oprimidos de la Teología de la Liberación y las Doctrinas Socialistas Democráticas para la Izquierda Chilena.
Una nueva izquierda se ha planteado al ?ciudadano??, basándose en la doctrina de Laclau y la práctica de Iñigo Errejón, han descompuesto a su sujeto revolucionario para responder supuestamente al cambio de los contextos, a una modernización necesaria. Por el contrario de lo que afirman no han cambiado a gran medida las condiciones, esa supuesta clase media que conforma el grueso del país viven tan mal como el poblador que trabaja en el Jumbo, pero en una condición subjetiva distinta; el poblador vive en la escasez, mientras, esta clase media medida por su poder adquisitivo -y eso es supuestamente su condición de vida-, tiene una trampa en tal adquisición masiva de productos antiguamente exclusivos, responde a las condiciones del mercado laboral liberalizado, la fecha temprana de caducidad del producto y principalmente a la novedosa tarjeta de crédito, que a largo plazo significa una continuo pago por el producto con dinero que no se tenía ni se tiene, un dinero que se pacta en cuotas infinitas, que si no se pagan se termina en DICOM o embargado, vale decir, vive endeudada, otro tipo de pobreza.
La aspiracionalidad del chileno promedio proviene de la continua propaganda brutal y el quiebre del proceso democratizador de la Revolución en Libertad y la Unidad Popular del siglo XX con el Golpe de Estado. Pasamos de un ciudadano maximalista a uno credit card ?como señalaría Tomas Moulian-, que consume desenfrenadamente intentando cumplir la proyección de vida que alguna vez proyectaba en Dios o la otra vida ?ahí posiblemente la razón de la disminución de los creyentes, pues el nuevo Dios es el dinero-. Dando lugar para la idea de que todos son ?emprendedores?? o ?clase media??, incluso aquellos que en los censos no caben bajo ningún criterio en esas nociones modernas. La ideología gremialista nos venció a punta de balazo y represión.
Entendiendo esto; lo que se clasifica como clase media por su poder adquisitivo no significa el fin de su explotación, que no sean trabajadores, más bien es otro tipo de pobreza, y que la noción internalizada -la ideología- del trabajador promedio de Chile es una fantasía del neoliberalismo, parte de la psicopolítica. Podemos decir que la tesis de Laclau es una repuesta, al igual que la Tercera Vía, a un derrotismo de la izquierda ante los logros del capitalismo frente a sus enemigos. Tal vez no sea necesariamente una respuesta derrotera, pues no dudo de las buenas intenciones de Laclau o Moffe, pero la práctica de sus seguidores es en esencia aceptar la falsa cosmovisión del mundo del Gremialismo, del sistema neoliberal; creer que todos somos pequeños empresarios y que no nos reconocemos como oprimidos bajo ningún criterio, lo que Byung Chul Han ha titulado: ?el fin de la revolución y la lucha de clases??.
Esta forma de hacer política sería útil si existiera aun, de alguna forma contradictoria, una convivencia entre el ciudadano maximalista y la perspectiva neoliberal del trabajador, pero no es así, por el contrario la mercantilización de la vida e individualismo ha provocado un ensimismamiento que ha vuelto pasivo al pueblo. A pesar que hayan ocurrido movilizaciones estudiantiles el 2011 o ahora el caso de No Más AFP, son expresiones de intereses individuales que a veces se canalizan en organización o agitación, pero no son capaces de volverse macro por la condición apolítica de la sociedad chilena, sin duda esto es el éxito de la lucha de Javier Leturia y Jaime Guzmán contra la politización en Chile durante su trabajo en la Dictadura Cívico Militar del país.
Efectivamente se puede hacer hegemonía desde la perspectiva, ?ni izquierda ni derecha, sino, ciudadano??, pero esa hegemonía es manteniendo la victoria ideológica de la derecha y es incapaz de introducirse en las conciencias, e incluso está estancado en la hegemonía electoral del poco mundo que participa en las elecciones en una democracia liberal -con atisbos autoritarios por nuestra Constitución- en crisis como la de Chile y no es capaz de generar ni poder popular ni organización bajo ni un sentido. Así lo han demostrado las bajas tasas de participación de los diversos movimientos del Frente Amplio, la incapacidad de algunos de salir de las comunas más privilegiadas del país, entre otras demostraciones que refuerzan tal posición.
Por el contrario de estas posturas liquidas, se requiere -bajo mi humilde opinión-, la reconstrucción de tejido social y vida comunitaria, pues así el trabajador; en su multiplicidad de formas y características que posee en Chile, podrá empezar iniciar su liberación económica, política, social y cultural. La izquierda debe velar por un Orden Preferencial por el Explotado y meterse al barro para luchar en la misma Sociedad Civil para: agitar; formar; convencer; construir vida comunitaria; promover la buena convivencia y socorro mutuo; intervenir al Patriarcado, la Heteronoma y al Capitalismo desde la vulnerabilidad máxima, donde viven los trabajadores, en las poblaciones; etc.
La solución es clara, aprender de; Gramsci, Rosa Luxemburgo, Pedro Lemebel y la Teología de la Liberación, jugarse por construir esa Voluntad Colectivo Nacional desde el trabajo político y popular que otorga las herramientas al conjunto del pueblo para que viva mejor el ahora ya y se prepare para el porvenir, arriesgarse a la Educación Popular y a una Promoción Popular ?obviamente sin dejar de lado el trabajo electoral y la disputa de la institucionalidad burguesa, entendiendo que no es el mecanismo para transformar la Superestructura ni la Infraestructura-.
Alonso Ignacio Salinas Garcia
Alumno 4° Medio del Colegio San Ignacio del Bosque ? Santiago de Chile.
cnjizquierdacristiana@gmail.com
www.reflexionyliberacion.cl