LA IMPOTENCIA DE MONSE?OR BLÁZQUEZ. Eric Sopena

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Religion Digital

Ricardo Blázquez, presidente de la Conferencia Episcopal Española, ha advertido de que ?nadie debe ser insultado ni descalificado?? desde la COPE. Tal declaración es benemérita y acredita la buena voluntad del prelado.
Pero acredita también, por desgracia, su absoluta nulidad como jefe de los monseñores de este país.

Blázquez fue elegido presidente de la CEE hace más de un año y, salvo manifestaciones tan bienintencionadas como la transcrita, no ha podido, o no ha querido, modificar una programación que ?en sus franjas más competitivas- se caracteriza sobre todo por insultar y descalificar a media humanidad y parte de la otra.

Cuando accedió a la presidencia, cabe suponer que Blázquez no descubrió la COPE. A día de hoy las cosas siguen estando como estaban. El presidente episcopal no ha hecho más que exhibir impotencia. Se trata de un presidente aparente, de pitiminí o de juguete, títere de otras manos que son las que mecen la cuna y toman las decisiones. La derecha más conservadora del episcopado ?Rouco Varela y Cañizares, fundamentalmente- es la que corta el bacalao. Rouco Varela extiende sus influencias mediáticas a través asimismo de Alfa y Omega, revista semanal patrocinada por el Arzobispado de Madrid y que se divulga encartada a través de ABC. Los libros que recomienda -según revelamos hoy en elplural.com- son reaccionarios.

Si fuera coherente Blázquez con lo que afirma sobre la COPE, habría echado ya a Jiménez Losantos, López Schlichting o César Vidal, entre otros. No se atreve o no le dejan, y él se refugia en restricciones mentales que tanto complacen a muchos capellanes. Pide, por ejemplo, que los ciudadanos distingan ?algunos espacios individuales?? del resto del trabajo. ¿Es que los espacios cuando son individuales gozan de algún tipo de bula, como parece apuntar el jefe de la Iglesia en España? ¿La tienen los tres comunicadores mencionados que, por cierto, ocupan la mañana, la tarde y la noche?

Por lo demás, monseñor Blázquez, ¿si las privilegiadas individualidades que trabajan en su cadena en lugar de insultar o descalificar a ZP, lo que resulta muy frecuente, dedicaran sus invectivas a Benedicto XVI o a sus colegas de Episcopado, seguirían en sus puestos?