LA IGLESIA NO SIEMPRE CASTIGA A QUIENES SE MEZCLAN EN POLÍTICA. Laura Nuñez

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Nuevo Herald-EFE

Fernando LugoLa suspensión a divinis del obispo paraguayo Fernando Lugo, quien aspira a ser presidente de su país en el 2008, no es el primer caso de un religioso de América Latina que por meterse en política es amonestado por la Iglesia Católica. Sin embargo, también hay ejemplos de obispos y sacerdotes que han sido avalados e incluso felicitados por la jerarquía eclesiástica a pesar de no haber respetado el mandato evangélico de no mezclar lo que es del César y lo que es de Dios.

En algunos casos los religiosos amonestados o suspendidos por su participación en temas políticos desoyeron al Vaticano, como parece ser el caso de Lugo que mantiene su intención de ser candidato a presidente a pesar de la sanción.

En la Iglesia brasileña, considerada una de las más progresistas de América Latina, son numerosos los obispos y religiosos que se han enfrentado al Vaticano.

Uno de los casos más conocidos es el del ex franciscano Leonardo Boff, uno de los principales teóricos de la Teología de la Liberación, que incorporó el marxismo a la lectura e interpretación de los evangelios.

Sus constantes críticas a la jerarquía de la Iglesia católica le valieron fuertes enfrentamientos con el entonces cardenal Joseph Ratzinger, ahora Papa Benedicto XVI, cuando era prefecto de la congregación para la Doctrina de la Fe.

Boff renunció al sacerdocio en 1992, mediante una carta pública en la que denunció que sufría una »incansable persecución» de Roma y calificó el poder de la Iglesia de «cruel y despiadado».

También se destaca al obispo emérito de Sao Félix de Araguaya, Pedro Casaldáliga, nacido en España y miembro del ala más progresista del episcopado, quien renunció a la titularidad de esa diócesis en el 2003, al llegar a los 75 años reglamentarios.

Favorable al celibato opcional, Casáldaliga fue amonestado en varias ocasiones por el Papa Juan Pablo II, en especial por las visitas que hizo a la Nicaragua sandinista en 1985 y su público apoyo a la revolución de corte marxista.

Otro que también tuvo que escuchar los reclamos de Juan Pablo II fue el sacerdote y poeta nicaragüense Ernesto Cardenal Martínez, quien fue ministro de Cultura del gobierno sandinista, lo que le granjeó el impedimento, aún vigente, de impartir los sacramentos.

En la década de los años 80, en Guatemala fueron excomulgados los sacerdotes José María Ruiz Furlan y Andrés Girón por participar en actividades políticas partidistas y promover sus candidaturas a puestos de elección popular.

Ruiz Furlan, asesinado hace dos años, obtuvo el perdón del papa Juan Pablo II y regresó a la iglesia Católica en 1995, mientras que Girón se hizo sacerdote de la iglesia Ortodoxa.

También se han presentado casos en los que los religiosos intervienen en política sin desvincularse de la Iglesia.

En el 2005, en Argentina, unas declaraciones del obispo castrense, Antonio Baseotto, en las que sugirió »tirar al mar» al ministro de Salud, Ginés González García, por su postura favorable a la despenalización del aborto, produjeron un serio roce entre el Gobierno y la Iglesia Católica.

El Vaticano se negó a sustituir a Baseotto y posteriormente reclamó al gobierno de Néstor Kirchner »documentos escritos» que asegurasen la libertad religiosa en Argentina.

También en Argentina, una coalición opositora encabezada por el obispo Joaquín Piña ganó en octubre pasado los comicios constituyentes convocados por el gobernador de la provincia de Misiones, Carlos Rovira, para hacer una reforma que le permitiera su reelección indefinida.

El Episcopado destacó »el valor de la acción del pueblo y de la Iglesia» en las elecciones constituyentes de Misiones y expresó su »satisfacción» por la labor del obispo Piña, nacido en España.

En Panamá, el padre Conrado Sanjur creó en 1986 la Coordinadora Popular de los Derechos Humanos de Panamá (COPODEHUPA).

Esta organización pertenece al Frente Nacional por los Derechos Económicos y Sociales (FRENADESO) que se opone al Tratado de Libre Comercio con los EEUU y al neoliberalismo económico.

Sanjur destaca que su desempeño siempre ha sido »abierto, claro y público» y que nunca ha contado »con el aval, ni permiso de parte de la jerarquía de la Iglesia Católica panameña», pero que siempre tiene »la práctica» de hablar con el arzobispo sobre algunas de sus actividades públicas.

En Bolivia, el sacerdote salesiano Wilson Soria fue elegido en el 2004 concejal de la ciudad de El Alto por el Movimiento Al Socialismo (MAS), el partido del presidente Evo Morales.

Soria afirma que tiene »un permiso verbal» del Obispado de El Alto y que su caso nunca ha llegado a ser considerado por el Vaticano.

En Honduras, el obispo Luis Santos, de la diócesis de Copán, y el sacerdote salvadoreño y nacionalizado hondureño Andrés Tamayo, del departamento de Olancho, lideran movimientos contra los abusos de la minería y la explotación forestal irracional, ambos, según dicen, con el apoyo de la Iglesia Católica.