Los obispos tratan de frenar la división interna a un año de las elecciones
«Es cierto que, en más de una ocasión, hemos demostrado no ser ejemplo de comunión para los fieles, que se han podido encontrar perdidos y observar una división entre nosotros. Eso afecta a la vivencia de la fe en España y debemos hacer todo lo posible por frenarlo de inmediato». De este modo admitía esta semana un importante prelado, en conversación con ABC, la «falta de unidad» existente en el Episcopado español denunciada el pasado domingo, entre otros, por el cardenal de Toledo, Antonio Cañizares, y los arzobispos de Valencia (Agustín García-Gasco) y Santiago (Julián Barrio), según cuenta Jesús Bastante en Abc..
La imagen de una Iglesia española que «parece desgarrada, como hecha jirones», tal y como la presentó el vicepresidente del Episcopado, está causando «profundo pesar» en el seno de la Conferencia Episcopal. Al debate se han unido, en estos días, los arzobispos de Valladolid, Braulio Rodríguez, o el propio presidente del Episcopado, Ricardo Blázquez.
Puntos de fricción
La cuestión de la unidad en el seno de la Iglesia española fue uno de los puntos abordados el pasado jueves durante la reunión del Comité Ejecutivo del Episcopado y será «motivo de debate» en la sesión reservada de la Comisión Permanente, que se reunirá la próxima semana en Madrid, informaron fuentes episcopales.
Entre los motivos para la falta de unidad en el seno del Episcopado, que se traslada a lo que los obispos han denominado «creciente secularización interna» entre los católicos de a pie, fuentes episcopales han subrayado cuatro: la cuestión educativa, el «proceso de paz», el descenso en la práctica sacramental y la proximidad de las elecciones a la presidencia del Episcopado.
El primer punto de fricción se encuentra en las diferentes opiniones de los obispos respecto a las acciones contra la reforma educativa y, en especial, sobre Educación para la Ciudadanía. No son pocos los prelados -muchos de ellos miembros de la Comisión Permanente- que estiman «inconveniente» asociar el Episcopado con los movimientos a favor de la objeción de conciencia, como pretenden otros.
«Diálogo» o «invasión»
En esta tesitura, se encuentran, entre otros, el cardenal de Sevilla, Carlos Amigo, el obispo de Ciudad Real y responsable de Sostenimiento de la Iglesia, Antonio Algora -quien el pasado miércoles reclamó «diálogo» con el Estado para «consensuar un acuerdo de mínimos» en torno a la futura asignatura- y el presidente Blázquez. Esta semana, el obispo de Bilbao afirmó «estar a la espera de conocer» los medios y contenidos de dicha materia, antes de adoptar una toma de postura definitiva.
En cambio, otros significativos prelados, como los cardenales de Madrid y Toledo (Antonio María Rouco y Antonio Cañizares), opinan que la materia supone «una invasión» en la función de padres e Iglesia. Por su parte, el obispo de Córdoba, Juan José Asenjo, apuntó ayer que la asignatura «conculca los derechos de los padres».
Fuentes episcopales constataron a este diario la «falta de consenso suficiente» en este punto. La diferencia de criterios respecto a la cuestión educativa se agrava a la hora de analizar la labor realizada por los responsables de los colegios católicos en la negociación con el Gobierno y ante la futura implantación de la polémica asignatura en sus centros. De hecho, tras la reciente Asamblea Plenaria estaba prevista la publicación de un documento sobre la Escuela Católica que, finalmente, se ha paralizado hasta la celebración de la Permanente.
La ruptura del «alto el fuego» por parte de ETA y la postura de la Iglesia vasca frente al «proceso de paz» también han sido motivo de conflicto entre las distintas sensibilidades de la Iglesia española. Así, la mayoría de los obispos españoles, en sintonía con las recientes instrucciones pastorales sobre nacionalismo y terrorismo, esperaban una respuesta «más dura» de los prelados vascos.
No obstante, el martes Ricardo Blázquez exigía a ETA «que desaparezca sin contrapartidas» lo que, en buena medida, ha rebajado las tensiones que sobre este tema se preveían de cara a la Permanente. Y es que ETA, para la mayoría de los obispos, «no debería ser motivo de división».
Los obispos también han detectado una «creciente secularización entre los católicos», que afecta en el descenso en la participación sacramental y en la vivencia pública de la fe. En este sentido, el arzobispo de Valladolid indicó en su carta para esta semana su preocupación ante las «incoherencias de tantos católicos».
Todo ello a menos de un año de las elecciones en la Casa de la Iglesia donde, a día de hoy, no existe un candidato que goce del consenso mayoritario. No obstante, fuentes episcopales reconocen «movimientos», en cuya óptica «podrían situarse» la predisposición de Ricardo Blázquez a repetir en su cargo, o la creciente toma de posturas públicas de los cardenales de Toledo o Madrid. Eso sí, recuerdan que «los obispos no se presentan a las elecciones».