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La parroquia, que se define como “hospital de campaña” de los más desfavorecidos, ha disparado su actividad social en los últimos años hasta repartir más de 300 comidas diarias y gestionar servicios médicos, de salud mental y pisos de acogida
Una larga cola de 180 personas aguarda como cada mañana frente a una verja de la calle Santa Anna de Barcelona. Cuando José Alfredo Juárez vio esa hilera por primera vez, hace meses, pensó que esperaban a que abriera alguno de los comercios de la zona. Ver noticia original en …
