Le declaramos la guerra al cielo
todas las guerras son por razones económicas
y ésta no es la excepción.
el cielo nos miró desde arriba como a hormigas
no nos tomó en serio otra estupidez más de la estupidez humana
se dijo a sí mismo y siguió entretenido en su dialogo
con las estrellas las galaxias y el infinito
continuó jugando con las nubes haciendo formas
que se destruyen casi de inmediato mandalas del cielo.
Cuando sintió el boquerón de la capa de ozono
como el que deja un roket en una muralla
se enojó sin enojo nos tuvo lástima
al comprender que habíamos ido demasiado lejos
que nuestra estupidez no le dejaba alternativa
que tenía que actuar en defensa propia
y dejó pasar los rayos ultravioletas y con él el cáncer
y la muerte de vegetales y de animales que se alimentaban de ellos.
Sabe que tiene la guerra ganada pero no le da importancia
para el la raza humana es como un hormiguero
que un niño destruye orinando sobre él.