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La foto del niño sirio Aylan Kurdi, ahogado en la playa ha dado la vuelta al mundo. Ya sabíamos que miles de niños se ven, a diario, en esa dramática situación, pero no habíamos visto su perfil, ni a su salvador, llevando con devoción, como si se tratase de un copón de formas consagradas, el tesoro, de carne rosa y blanda, del niño muerto. Su fuerza ha sido tanta que ha conseguido que hasta el presidente Rajoy, tan dicharachero él, haya salido a la palestra con un discurso diferente al que nos había transmitido, machaconamente, junto con algunos de sus ministros, como comentaré más abajo.
Justamente anteayer, o tal vez fue el día anterior, el Presidente afirmó que en la acogida de refugiados habría que tener en cuenta la realidad económica de cada país, y variables como la del paro, etc. Y que España, después de los esfuerzos realizados, no estaba en una situación tan boyante como para tomarse muchas alegrías. (Nota bene: cuando nuestros políticos usan en este contexto el nombre de España, que ha hecho muchos esfuerzos, etc., no se refieren a su grupo socio-económico, o a los directivos de Bankia, o de la CAM, o a tantos y tantos empresarios que se han enriquecido con la crisis, sino que aquí los que representan heroicamente a la España “una, grande y libre” son los sufridos trabajadores, o los que lo querrían ser, pero no pueden por el paro, entre otras cosas por el inicuo e infame regalo de una reforma laboral alejada de cualquier racionalidad que no fuese la de proteger y ayudar al capital y a las grandes empresas a facilitar y abaratar el despido y otras contingencias laborables, siempre beneficiosas para los de arriba, y calamitosas para los asalariados. Desde Caritas vemos muy bien la infamia que se ha cometido con los trabajadores estos últimos años).
Eso el Presidente del gobierno, porque el normalmente morigerado, sensato y equilibrado ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, afirmaba que no se debería imponer nada a los Estados miembros de la UE, sino que había que dejar que tomaran la iniciativa solidaria libremente los Estados. Eso era, como digo, hace unos días. Ayer cambió el discurso, porque tanto el Presidente como el ministro se avenían, de buen grado, a cumplir, obediente, y civilizadamente, las indicaciones que desde Alemania proponía la Merkel. ¡Lo que son las cosas de la Política! La apertura y aparente solidaridad generosa de Alemania la ven muchos analistas, economistas y políticos, como una maniobra germana para conseguir mano de obra barata y sumisa. Y los argumentos de nuestros políticos patrios de las dificultades económicas y el nivel del paro, se chocan violentamente, hasta hacernos daño, con la situación de Grecia, por ejemplo. Ahí va la comparación, (sí, todas las comparaciones son odiosas, pero esta es odiosísima): ¿saben cuántos refugiados ha recibido Grecia en lo que va de año? Mas de 160.000. ¿España? Está dispuesta a cumplir la cuota que le ha asignado la propuesta de Bruselas de recibir a 2.739 refugiados, y hasta de aumentarla hasta llegar a los 4.000. Y esa diferencia se debe a que Grecia, ese país poco serio, con unos políticos irresponsables y cantamañanas, se encuentra mucho mejor que nosotros en sus cuentas, y su nivel de paro es bajísimo. Pero es en este tipo de situaciones cuando se ve la grandeza, generosidad y disponibilidad de los pueblos, por encima de vanas y huecas palabras.