La Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) ha acusado a la jerarquía católica, tras la concentración de ayer en la madrileña plaza de Colón en defensa de la familia cristiana, de promover «peligrosamente el fanatismo religioso y de intentar de nuevo crispar a la sociedad con mensajes sobre la destrucción de la familia que se han demostrado inexistentes e irreales».
Tras la celebración del Encuentro en defensa de familia cristiana, celebrado ayer en la plaza de Colón y organizado por el Arzobispado de Madrid, el presidente de FELGTB, Antonio Poveda, ha calificado la actitud de los obispos españoles «como una falta de respeto a la democracia y a la convivencia». Durante el acto, la mayoría de los obispos presentes criticaron las leyes que permiten el divorcio exprés o el aborto, se han mostrado contrarios a la asignatura de Educación para la Ciudadanía y han realizado una defensa cerrada de la familia y el matrimonio formado por hombre y mujer.
?No ha cumplido las predicciones??
Antonio Poveda destacó en un comunicado que la sociedad española apoya de forma mayoritaria la diversidad familiar y califica de «fracaso sociológico» el intento por parte de organizaciones integristas católicas de imponer un modelo excluyente de familia. La convocatoria de ayer realizada ?por sectores ultraconservadores religiosos a favor de un modelo excluyente de familia no ha cumplido las predicciones de sus organizadores?? que ?profetizaban asistencias de más de un millón y medio de personas», añadió Poveda.
?Condenados al fracaso??
El presidente de FELGTB considera que la sociedad «hace ya tiempo que ha reconocido la pluralidad de modelos familiares y la mayoría de católicos aceptan o forman parte de esta diversidad familiar, por lo que estos intentos de dar marcha atrás a las agujas del reloj están condenados al fracaso». Finalmente, Poveda ha pedido a los obispos respeto a todos los modelos familiares y que acepten que «vivimos en un Estado democrático y aconfesional donde cabemos todas y todos, pero donde la iglesia ya no puede imponer su criterio moral a toda la ciudadanía».