Cuando acudo a encuentros y convivencias, observo como tiesos y augustos meditadores se sitúan bien a la vista, en los lugares concurridos y cruces de caminos. Quieren mostrar clara y fotográfica evidencia de sus conquistas interiores. Inevitablemente me sonrío por dentro y viene a mi memoria la fe de mi padre, de su práctica silente, discreta, anónima. La mejor y superior enseñanza que podemos recibir de nuestros mayores es el ejemplo. Este queda grabado siempre de forma indeleble en lo profundo del corazón. ··· Ver noticia ···