La tienda de ?En la Brecha??, en el barrio madrileño de Vallecas, no vende oportunidades. Sino que las da. A las personas con dificultades de inserción laboral, a los vecinos con escasos recursos para vestirse y a la propia ropa usada. Carmen Mateos, de 72 años y perteneciente al Instituto Secular Siervas de Jesús Sacerdote, propuso a sus compañeros del Arciprestazgo de Vallecas hacer algo para mejorar la capacidad de inserción laboral de los muchos desempleados que habitaban la zona, al tiempo que cuidaban o, al menos, no degradaban más, el medio ambiente.
Esta laica comprometida conocía las posibilidades de crear de empresas de inserción en el sector del reciclaje. En 1998 colaboró en la creación con la entidad riojana Chavicar ?hoy asumida por Cáritas?, dedicada a la recuperación de chatarra, vidrio, cartón y posteriormente de ropa. La idea en sí parecía sencilla: recoger ropa usada, a ser posible en grandes cantidades, y reciclarla y adecentarla para su posterior venta a precios realmente asequibles. Pero su puesta en marcha, no tanto. Hacían falta locales, tanto para guardar como para exponer al público interesado en su adquisición, la ropa; y un vehículo con el que transportar grandes cantidades de mercancía.
Los comienzos
En un tiempo más que razonable, se pusieron las condiciones necesarias para echar a andar, con la ayuda de la asociación de Economía Social de La Rioja, a algunos de cuyos miembros conocía bien Carmen Mateos, y la complicidad de un nutrido grupo de voluntarios del Arciprestazgo de Vallecas, el de San Pablo, así como el patrocinio de las parroquias de la zona (San Pablo, San Ambrosio, San Comes y San Damián, Patrocinio de San José, María Mediadora y Santo Tomás de Villanueva).
?En la brecha?? reunió una furgoneta valorada en 12.000 euros, alquilaron un local para instalar la tienda, otro donde ubicar el taller de reciclaje y un tercero para hacer de almacén de las prendas recogidas. Los primeros 30 voluntarios procedían casi exclusivamente de las comunidades eclesiales del barrio, pero a medida que ?En la brecha?? ha ido creciendo se fueron incorporando gentes de las asociaciones vecinales, sindicales, políticas, culturales y sociales. En la actualidad, son ya 40 personas implicadas. Los préstamos obtenidos y la fe en el futuro sirvieron para contratar a dos personas y pagar contraprestaciones económicas a otras dos.
Recogida de ropa
Los voluntarios y trabajadores se encargan de recoger la ropa depositada, tanto en cada una de las cinco parroquias del Arciprestazgo como en los puntos elegidos a tal efecto o directamente donada por particulares en las citas previamente concertadas. Después se distingue lo que sí puede ser reciclado de lo que no. El primer lote se prepara para su colocación en las estanterías de la tienda y el resto se vende al por mayor, para hacer trapos o someterlo a un reciclaje más en profundidad por entidades con más capacidad que trabajan con países del Sur.
El último paso consiste en la adjudicación a cada prenda de un precio, siempre muy bajo, y en la venta al público a través del local comercial. Su ubicación no obedece a la casualidad, se encuentra en el corazón de una barriada creada para acoger a gran cantidad de población de realojo, entre la que se cuentan personas de etnia gitana, inmigrantes y trabajadores en precario, denominada el ?Triangulo del Agua??, por el nombre de sus calles adyacentes.
Creación de trabajo
La iniciativa funciona. El pasado año se facturaron 44.000 euros ?32.000 por la venta directa y 8.000 al por mayor? y se procesaron 70.000 kilos de ropa. Uno de los primeros contratados, un inmigrante, ha terminado su proceso de inserción laboral y ha conseguido un puesto de trabajo en una empresa al uso. Pero lo más positivo es que la clientela se consolida y la asociación que hay detrás empieza a tejer interesantes lazos de solidaridad con las entidades de atención social, como las Cáritas Parroquiales ?que expenden vales canjeables por ropa de ?En la Brecha??? los colectivos sociales ?que derivan a personas con las que trabajan o acogen a los voluntarios de la empresa de inserción necesitados de mejorar su empleabilidad y sus hábitos sociales y hasta con los juzgados de donde llegan condenados a realizar trabajos sociales.
Francisco Martínez, miembro de la HOAC y de ?En la Brecha??, explica que antes de plantearse la formalización de un contrato de inserción que sirva de trampolín a un empleo normalizado a las personas necesitadas de ingresos se les ofrece la posibilidad de ser voluntarios; más tarde se les ofrece cursos de formación impartidos en las entidades no lucrativas del barrio que se ajusten a sus intereses y finalmente se evalúan las posibles respuestas que desde la asociación se le pueden dar. ?A las personas con necesidades urgentes se les intenta ofrecer una contraprestación económica y se les deriva a las Cáritas parroquiales donde se les dan paquetes de comida e incluso los vales de ropa de la tienda??, completa Francisco.
?En la Brecha?? se abrió en diciembre de 2008. Ahora que se han puesto en marcha todas las fases del proyecto, se afanan en la parte jurídica y administrativa. Para alcanzar su máxima rentabilidad, traducida en la creación de ocho puestos de trabajo, esta empresa de inserción necesita llegar a facturar 121.000 euros al año. El esfuerzo de los voluntarios permanentes y ocasionales, las redes de solidaridad activadas y el innegable beneficio social que genera se antojan sólidos pilares para lograrlo.
EnlaBrecha (Arropando Esperanza)
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