La esperanza en este verano -- Gabriel María Otalora

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Enviado a la página web de Redes Cristianas

No hace tanto, el verano no era sinónimo de tiempo de descanso, sino de recogida de la cosecha. Siguiendo el curso escolar el verano es un tiempo adecuado para un sano parón y hacer recuento de nuestra propia cosecha durante este larguísimo año por culpa del dichoso virus que tanto dolor y desesperanza está causando.
Yo también voy a parar dos semanas en mis reflexiones en este Punto de encuentro con la esperanza de volver más esperanzado y abierto a la realidad del nuevo periodo que se abrirá ante nosotros.

Lo mejor de todo es que nosotros descansamos, pero Dios no descansa en su amor. Nosotros dormimos mientras Dios vela por nosotros. Qué paz se manifiesta en mi interior cuando siento estas realidades. El Espíritu no descansa y vela siempre, no solo por mí; lo hace por todos y por todas, grandes y pequeños, buenos y no tan buenos. En vacaciones Dios sigue de guardia sin desmayar en su amor incondicional. Esta es nuestra fe que nos azuza al compromiso para ser instrumentos de paz para otros. Esta es nuestra esperanza.

La casualidad ha querido que terminase de escribir estas líneas acompañándolas de un poema de Pedro Casaldáliga, apóstol donde los haya de la verdadera esperanza, pensando en que estaría luchando por salir adelante en un hospital después de haberlo dado todo a todos en su Brasil querido. Esta vez no ha podido ser o, habría que decir mejor, esta vez ha sido. Por fin ha llegado la Paz y la culminación de una vida que ha recuperado el verdadero profetismo.

En gloria está el llamado, con razón, «obispo del pueblo» recibiendo el abrazo amoroso del Padre junto a Hélder Cámara, otro gran profeta contemporáneo suyo que supo vivir conforme al evangelio en un Brasil de injusticias estructurales y persecuciones.

Los versos de monseñor Casaldáliga, más actuales que nunca en este verano tan necesitado de justicia y esperanza:
Yo me atengo a lo dicho:
La justicia.
A pesar de la ley y la costumbre,
A pesar del dinero y la limosna.
La humanidad,
Para ser yo, verdadero.
La libertad,
Para ser hombre.
Y la pobreza
Para ser libre.
La fe, cristiana
Para andar de noche.
Y, sobre todo, para andar de día.
Y en todo caso hermanos,
Yo me atengo a lo dicho:
¡La esperanza!
                             
Feliz agosto a todos y todas.