Alfredo Dagnino es el actual presidente de la Universidad San Pablo-CEU. Sustituyó en el cargo a Coronel de Palma, cuando éste, hace unos dos años, fue designado por los obispos presidente de la COPE. O del grupo COPE, como ahora se denominan a sí mismos los copelianos, que ya disponen de una televisión para sus cruzadas, sus insultos y sus mentiras.
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La organización San Pablo-CEU es confesionalmente católica. Está estrechamente unida -pertenece de hecho- a la Asociación Católica de Propagandistas. Los propagandistas vienen de lejos. Su jefe de filas fue el cardenal de Málaga, Ángel Herrera, quien fuera en los tiempos de la República el mentor de la CEDA y el periodista promotor de El Debate y del YA, dos periódicos de la derecha de misa y comunión diaria.
Fueron los propagandistas una de las poderosas familias que formaron parte del núcleo duro de la dictadura franquista. Pretendían ser los democristianos del Régimen. Pero de demócratas tenían muy poco y mucho, en cambio, de meapilas del nacionalcatolicismo. Jugaban a veces a disidentes y se montaron un colectivo llamado Tácito que se la cogía con papel de fumar hablando de Franco.
Movían sus hilos y sus influencias repartiendo su tiempo entre los templos, los despachos episcopales, el Movimiento Nacional, las salas de banderas, los negocios suculentos y el palacio de El Pardo. Uno de sus líderes fue Silva Muñoz, otro de los que cofundaron -una vez fallecido el invicto Caudillo- Alianza Popular/PP.
Pues bien Dagnino ha salido en defensa de sus amigos, los obispos trabucaires, y no se le ha ocurrido otra cosa que, emulando algunas teorías que difunde a menudo el talibán de las mañanas desde la COPE, mezclar al PSOE con el nazismo y con los “países marxistas”.
Franco era más divertido, al menos, en este género de calumnias. Incluía entre los malos a los ateos y a los masones, denominaba comunistas a los marxistas y, a partir de cuando cayó el III Reich (antes, no), eludía cualquier referencia a su socio de masacres, Adolfo Hitler.
Políticamente, San Pablo-CEU se distingue por su connivencia habitual con el Partido Popular. Para dentro de unos días, los propagandistas han organizado otra movida con la AVT. Después de la familia, otro número con algunas víctimas del terrorismo (el de ETA; no el de Ben Laden) y aún puede haber alguna que otra sorpresa antes del 9 de marzo.
Pues así se las gastan estos católicos integristas. ¡El PSOE y el nazismo, primos hermanos! Hay que ser malvados intelectualmente para decir estas cosas. No nos sorprenden. Las divulga cada día la COPE divina, entre los aplausos y las complacencias de los Rouco Varela, Gasco y Cañizares, entre otros. Que nadie se olvide, el 9 de marzo, de qué va la derecha española. La que lidera Mariano Rajoy, que ahora no sabe qué haría con las bodas homosexuales si él llegara a la Moncloa. Conviene, ciertamente, impedir con los votos que llegue. ¡Ojo, que esta derecha de sacristía tiene muy mala leche!