La crisis no sólo ha frenado en seco el crédito al sector privado. Los gobiernos, sobre todo los de las economías emergentes, también encuentran dificultades para financiarse. Además, la prima de riesgo que el mercado les exige se ha disparado, reflejando el temor de que estas economías puedan declarar una suspensión de pagos.
Los temores del mercado se centran en media docena de países en dos áreas: Latinoamérica y la Europa del Este. Su situación económica y sus peculiaridades políticas, han generado cierta inquietud entre los inversores internacionales.
La situación se ha complicado con la decisión del presidente de Ecuador, Rafael Correa, de suspender el pago de los intereses sus bonos, alegando que se trata de una deuda «ilegítima». Ayer anunció que en enero propondrá una recompra «sustancialmente más barata» de su deuda.
Ecuador no paga porque no quiere. Pero otros países, como Argentina, Bolivia o Venezuela pueden topar con verdaderas dificultades financieras.
Argentina es el caso más paradigmático. El país ya suspendió pagos en 2002 y los mercados temen que pueda volver a suceder. El Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner tiene que asumir en 2009 pagos por casi 21.000 millones de dólares y la mayor parte de ellos vencen a corto plazo. «A la hora de hacer frente a la devolución de la deuda, se encuentra que tiene más dificultades para refinanciarla,, porque se ha puesto muy cara, después de que la prima de riesgo se haya disparado», explica Alvaro Lissón, de Analistas Financieros Internacionales.
Dos maneras de medir
Hay dos maneras de medir la prima de riesgo (el sobrecoste que impone el mercado ante el temor de impagos). La primera, mediante la diferencia entre la rentabilidad del bono soberano de un país y la que ofrece el equivalente del Tesoro de EEUU. En el caso argentino, en diciembre del año pasado se movía en torno a los 400 puntos básicos, según el dato que elabora JP Morgan, que es una de las principales referencias del mercado; ahora, ese indicador se acerca a los 2.000 puntos. «Esto es algo que no puede soportar ningún país», comenta el analista de AFI.
Otro indicador del riesgo es la evolución del coste de los Credit Default Swaps o CDS, que son unos productos financieros con los que se cubre el riesgo de impago. En el caso argentino, su evolución también ha sido espectacular: en diciembre de 2007, estaba en los 450 puntos básicos; ahora, se mueve en los 4.200.
Para otros países, como Venezuela, la reacción del mercado ha sido similar. «Es un país con un enorme gasto público por sus políticas populistas. Sus ingresos dependen del petróleo y, en los últimos meses, la cotización se ha venido abajo», explica Alvaro Lissón.
El sobrecoste de la deuda venezolana pasó de los 500 puntos básicos en diciembre a casi los 2.000; en el caso de los CDS, de 450 puntos a 3.000. «Hasta ahora, lo ha tenido fácil, pero el mercado se lo va a cobrar caro a Chávez», comenta el economista Miguel Ángel Santos (ver entrevista en esta misma página).
Ahora, Ucrania
Los mercados también han puesto en su punto de mira a los países del Este. Algunos de ellos han necesitado, incluso, el auxilio del Fondo Monetario Internacional. Es el caso de Ucrania, que viene padeciendo varios años de inestabilidad política. Actualmente, está colocado en el tercer lugar entre los países del mundo con mayor riesgo de impago, junto con Ecuador y Argentina.
La moneda ucraniana, la grivnia, ha sufrido una depreciación de más del 20% en los últimos días, lo que está debilitando más la posición de su economía. Sus indicadores de riesgo crediticio también se han disparado, en un recorrido similar a los de los países latinoamericanos que despiertan más temor.
Hay otros países del Este que los analistas sitúan también en una posición de riesgo: Hungría, Polonia, Rumanía, Bielorrusia. Se trata, en su mayoría, de economías que han vivido una fuerte expansión económica (Ucrania, por ejemplo, ha tenido un ritmo de crecimiento del PIB del 7% anual desde el año 2000).
Este intenso desarrollo económico ha generado un fuerte déficit por cuenta corriente porque se ha alimentado con financiación exterior. «Ahora, los mercados de financiación están prácticamente cerrados, por lo que estos países van a tener que aplicar fuertes medidas de ajuste para corregir su déficit exterior, lo que significará una importante corrección en su crecimiento del PIB», explica Lissón.
En este contexto, además, las agencias de calificación de la deuda están revisando la calidad de los bonos de las economías. En el último mes, las firmas de rating han rebajado la nota de una veintena de países.
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Fuente: P. GONZÁLEZ – Público
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