La Cope (I) -- Padre Fortea

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Religión Digital

Aunque han sido muchos los vientos y tempestades que en meses pasados me han incitado a hablar sobre la COPE, hasta ahora siempre me había resistido. La razón, con ella no puedo ser objetivo.
Pero ya es hora de romper mi silencio, aunque guardándome mis motivos personales, que revelaré en su momento. Y rompo mi silencio para decir que la cadena es la que decide qué es una noticia y qué no lo es. Porque no es una cadena de información sino un perpetuo mitin político. Porque la cadena está dirigida por locutores absolutamente parciales que son un continuo ejemplo de lo que no es periodismo.

Yo hubiera deseado una cadena de los obispos que hubiera sido un verdadero ejemplo de radio. Una radio de calidad, con programas que buscaran ennoblecer a las personas. Programas con debates de gran altura, grandes plumas analizando la sociedad y la cultura, reportajes o incluso, por qué no, interpretaciones teatrales radiofónicas. La COPE debería haber sido la BBC española.

Lamentablemente, lo que oímos nos avergüenza, resulta inaceptable y por pronto que se remedie, ya será demasiado tarde. La cadena de los obispos no necesita cambiar a Los Santos, necesita un cambio radical en sus tres programas esenciales. No es un cambio de personas la solución. Por supuesto que habría que despedir a todos, a los tres, y a cada uno por una razón distinta. Pero ése sería un remedio insuficiente. Lo primero que deben plantearse los obispos es qué radio es la que ellos quieren poseer, qué radio es la que tendrían que tener los sucesores de los Apóstoles, qué radio es la que desearían Pedro, Juan, Bernabé, Bartolomé?