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Forbes es una editorial estadounidense que tiene una publicación con el mismo nombre. Se trata de una revista quincenal famosa por sus listas de milmillonarios de todo el mundo. Es la más conocida pero no es la única, compitiendo con Fortune, entre otras menos renombradas.
No estamos hablando de informar sobre quienes son las personas más ricas del mundo, sino de una oferta de más de una docena de variaciones sobre el mismo tema, a cual más obscena: la lista Midas (vaya nombre) de los mejores negociantes tecnológicos, la lista de los mandatarios más ricos del mundo, dictadores o no. Las 100 celebridades de los famosos más influyentes: presentadores, artistas, productores, directores y deportistas con mayores ingresos. La lista de los jóvenes mejor pagados y rentables de Hollywood, las cien mujeres más poderosas. Y rizando el rizo, una lista Forbes de Ficción con los personajes de película, televisión y literarios del momento más ricos.
En la lista que acaba de salir, Bill Gates se mantiene por segundo año consecutivo como la mayor fortuna del mundo. El cofundador de Microsoft amasa una riqueza que Forbes valora en 79.200 millones de dólares a pesar de su filantropía. El magnate mexicano Carlos Slim repite el segundo lugar y el tercero es el inversor estadounidense Warren Buffett. En la lista aparecen 21 españoles, cinco menos que hace un año, y el vasco José María Aristrain, que el año pasado estaba, ha salido de la lista.
Ahora que no para de hablarse de que los ricos cada vez son más ricos y los pobres cada vez lo son más, estas listas inmorales banalizan la miseria y lo que es peor, obvian la relación entre estas riquezas deslumbrantes y los tres mil quinientos millones de pobres que existen en la actualidad.
Como no podemos hacer la contralista de los más pobres porque son los que se mueren de inanición, al menos recordamos que los diez países más pobres del mundo son africanos, comandados por Níger, según el Índice de Pobreza Humana 2014 (ONU). África, la gran colonia europea y ahora también china. El genocidio nazi, tan recordado, es una mancha comparado con el genocidio africano, tan infrahumano y monstruoso durante muchos decenios, pero silente.
Como contraste, Oxfam nos cuenta que las 85 personas de todo el mundo tienen tanta riqueza como la mitad más pobre de la población mundial. Las tres personas más ricas del mundo podrían pasarse 200 años gastándose un millón de dólares al día… y aún así seguirían siendo ricos. En España los 20 más ricos poseen tanto como el 30% más pobre de la población (unos 14 millones de personas). Oxfam ha utilizado datos de la lista Forbes y del informe estadístico del Credit Suisse. Unicef va un poco más allá y nos cuenta que el número de niños pobres, ha aumentado en 800.000 en España como consecuencia de la crisis económica entre 2008 y 2012: ???sufren cambios en la dieta, rinden menos en la escuela, sufrir estrés y padecer humillaciones ante amigos y compañeros de clase».
El problema no es ya como han conseguido ser ricos (esa es la causa), sino que pudiendo mejorar la calidad de vida de tantos miserables, incluso entres su propios compatriotas, los rostros Forbes viven ignorando – algunos denuncian que es a costa de- tanta miseria, tanta desigualdad extrema, tanta inhumanidad. Y encima, se publicitan como si su poder financiero y económico fuese una clasificación deportiva. Y logran causar admiración y envidia. Han logrado el éxito y dos cosas más bien difíciles: ser extremadamente ricos de manera sostenida en el tiempo y que la impudicia de sus fortunas no causen alarma social ni se sientan avergonzados por vivir con un corazón tan refractario a tantas víctimas inocentes que sufren horrores, cuando buena parte de esos padecimientos son perfectamente evitables por los afortunados miembros de las diferentes listas Forbes. Moviendo un dedo, pronunciando un monosílabo.