Alababan a Dios y gozaban de la simpatía de todo el pueblo. El Señor agregaba cada día a la comunidad a los que se habían de salvar. (Hch. 2,47)
Montevideo, 27 de marzo de 2010 ?
Tal vez para no dejar de repetir, una verdad antigua y que junto a Mons. Hesayne, la han dicho profetas como el mismo Leonardo Boff, nos hace falta cambiar en lo profundo, en el interior, para reconocernos como parte de una gran comunidad de comunidades que es la creación, donde los otros, los hermanos, son el único ámbito en donde realizarnos en plenitud (es decir encontrarnos con Dios)??
Este cambio, nos hará comprender con más cercanías, las dinámicas comunitarias que el Espíritu desato en la primera comunidad, que todo lo tenían en común, nadie se consideraba dueño y cada uno tomaba según sus necesidades?? (Cfr. Hch. 2, 44-46; 4,32-35).-
Esto El Espíritu ha configurado en el ser de la Iglesia, la de entonces y la de ahora, la necesidad, la pulsión, si es realmente comunitaria de vivir la Koinonia, la comunión, Benedicto XVI, mismo nos guiara en la correcta comprensión de esta COMUNI?N, como algo que constituye a la Iglesia?? ?También la Iglesia en cuanto comunidad ha de poner en práctica el amor. En consecuencia, el amor necesita también una organización, como presupuesto para un servicio comunitario ordenado.
La Iglesia ha sido consciente de que esta tarea ha tenido una importancia constitutiva para ella desde sus comienzos: « Los creyentes vivían todos unidos y lo tenían todo en común; vendían sus posesiones y bienes y lo repartían entre todos, según la necesidad de cada uno » (Hch 2, 44-45). Lucas nos relata esto relacionándolo con una especie de definición de la Iglesia, entre cuyos elementos constitutivos enumera la adhesión a la « enseñanza de los Apóstoles », a la « comunión » (koinonia), a la « fracción del pan » y a la « oración » (cf. Hch 2, 42). La « comunión » (koinonia), mencionada inicialmente sin especificar, se concreta después en los versículos antes citados: consiste precisamente en que los creyentes tienen todo en común y en que, entre ellos, ya no hay diferencia entre ricos y pobres (cf. también Hch 4, 32-37).?? Encíclica Dios es Amor de Benedicto XVI Nº 20)
Esta pulsión del Espíritu, que sin lugar a dudas debió estar presente en aquella primera comunidad itinerante que acompañaba a Jesús y debió ser parte de la praxis de esa comunidad, enseñada por el mismo Jesús??
¿Por qué, hay una intención ascética, religiosa, doctrinal, en esa koinonia, sin la que la Iglesia no esta constituida? Posiblemente porque la forma comunitaria, la vivencia entre hermanos, tiene como una vivencia constitutiva, el compartir-donarse, todo cuanto tenemos y somos??En el fondo si en ese elemento, motivado por el amor, no existe comunidad y no hablamos de comunidades cristiana, no existe comunidad humana, paso indispensable, para transformarnos en comunidad cristiana, que es poner como centro de esa comunidad al mismo Resucitado??
¿Y porque Jesús convoca a sus discípulos a formar una comunidad?
Porque es el único camino para que el hombre tenga el corazón dispuesto para recibir a Dios??su convocatoria siendo personal, es para vivir la Fe y el Amor en comunidad, pero existe como extensión de esta razón, otra de carácter antropológico, porque es el único camino para encarnar el AMOR, LA JUSTICIA Y ALCANZAR LA FELICIDAD??
Entonces esa propuesta, como todo lo entregado a la comunidad de los discípulos de Jesús de Nazareth, no es para guardarla dentro de los limites de la comunidad de los creyentes, es un tesoro que debe ser compartirlo??incluso, no somos, ni los únicos, ni los exclusivos dueños de esta sabiduría que ha atravesado transversalmente la historia y las culturas humanas.-
Hay en el intento de compartir este ser comunitario, una labor curativa en un mundo herido, por la injusticia, la acumulación, el dolor y la muerte??Hay en ella dinámicas de inclusión que tienen un componente sociológico, pero que lo transcienden, desatando dinámicas de inclusión y de la construcción de un lenguaje común, constituido de gestos, hechos y palabras, que nos vinculan de una manera nueva, y con tal fuerza, que conectando nuestra interioridad, a la de los hermanos, constituirá un ámbito de crisis-transformación y crecimiento constantes??pero para poder pasar, esas miserias propias de la naturaleza humana, necesita un energía vital, impulsora, que es EL AMOR; QUE LOS CREYENTES SENTIMOS QUE TIENE COMO FUENTE, AL MISMO DIOS REVELADO EN JESUS DE NAZARETH, RESUCITADO??
Por esto es necesaria invitar a la sociedad a vivir estas dinámicas comunitarias, en primer lugar como fermentos en la Maza, desde el mismo pueblo, sufriendo, caminando, soñando y luchando desde allí??
Y a la hora proponer la vivencia comunitaria, como una propuesta curativa a nuestra sociedad, desde nuestra vida y testimonio a la sociedad, que en este caso, Mons. Hesayne nos habla de la sociedad argentina, tenemos la necesidad de vivir este compartir camino en la construcción de la comunidad humana, desde los más pobres y postergados, por que son ellos quienes más sufre ante una comunidad nacional, rota y empecatada, pero cual es el pecado, que destruye la vivencia comunitaria y transforma a otros compatriotas en cosas, cuyo sufrimientos y necesidades no tienen importancia??
ES LA IDOLATRIA, ACUMULAR, PODER Y DINERO, SE VUELVEN IDOLOS Y SE SACRIFICAN EN SUS ALTARES, A MULTITUDES DE HERMANOS COMPATRIOTAS, EN ESTE CASO ARGENTINOS, QUE SON CONDENADOS A LA POBREZA Y AL SUFRIMIENTO DEL HAMBRE Y LA MISERIA??
El desafió de los argentinos hoy (entiendo desde mi modesta posición) es crear dinámicas, instrumentos, para incluir esta vivencia, esta praxis de la Koinonia (comunión), en lo que debe ser la comunidad Nacional, creando instrumentos de dignidad e inclusión, que pasa por una justa distribución de la riqueza, generando trabajo, proyectos de inclusión, valorando las posibilidades de las comunidades barriales y desde ellas desatar dinámicas inclusivas, que permitan incluir la mano de obra de todos??para un proyecto productivo (tal vez cooperativo), un aumento de la renta del trabajo, para todos los trabajadores, y que todos los proyectos asistenciales, contenga dinámicas y mecanismos de promoción de la dignidad humana, proponiendo la capacitación en áreas de inserción laboral (ya sean en proyectos comunitarios, o en la inserción en la economía formal), inversión inicial de estos posibles proyectos??
En esto las comunidades Eclesiales, pueden dar ejercer hacia la comunidad nacional una diacona muy fructífera y que nos pondrá en línea con el espíritu de la Misión Continental impulsada desde Aparecida??y en la línea de fidelidad con la misión entregada por el Maestro.-
Existen muchas citas, tanto evangélicas, como del magisterio de la Iglesia para cada afirmación, pero al no ponerlas en el texto, les propongo que ustedes mismos las busquen??
(Información recibida de la Red MUndial de Comunidades Eclesiales de Base)