Enviado a la página web de Redes Cristianas
?América Latina debe liberarse de imperialismos explotadores??. La frase es del papa Francisco. ¿Será el sueño y el compromiso de los ecuatorianos en estos tiempos en que estamos yendo de mal en peor? La pobreza es creciente, la falta de empleo escandalosa, las desigualdades a la vista, la corrupción campante, la violencia
generalizada, la falta de medicina sin solución a la vista, la cancelación de médicos y de profesores indignante?? y un largo etcétera. que nos deja desesperados y atemorizados.
¿Quién no se queja? Pero, ¿cuántos somos que nos organizamos y tomamos las decisiones correspondientes para que la situación de nuestro país cambie realmente?
¿O, como siempre, esperamos que otros resuelvan nuestros problemas?
La preparación de las elecciones locales para principios de 2023 nos deja muy dudosos, con muchas preguntas y poca esperanza. La farsa de las elecciones primarias en todos los partidos políticos es espantosa: ?Lo que comienza mal termina mal??. No podemos confiar en dirigentes nombrados a dedo o porque son ?amigos del jefe?.
?Todo lo que está hecho para mí sin mí, va contra mí??, decía Gandhi. ¿Cuáles son los grandes ejes de los programas políticos de los partidos que presentan candidatos los unos más valiosos que los otros? Parece que no hay ni partidos ni movimientos políticos, sino organizaciones electorales que sólo buscan ganar elecciones, tener el poder en exclusiva y hacer lo que les venga en ganas, porque estas maneras de proceder no pueden llevarnos a otras conclusiones.
En las redes sociales aparece lo mejor y lo peor. Nos quedamos con muchas dudas por no saber quién es quién y cuál es el menos mentiroso y ladrón. Nos cuesta mucho discernir dónde está la verdad. Y ha de haber muchos que botan la toalla diciendo que ?todo es un engaño??. Debemos convencernos que si los partidos políticos y
los candidatos nos tratan así, es porque se lo permitimos al no exigirles que nos respeten, nos escuchen y nos tomen en cuenta. No podemos reclamar derechos si no cumplimos ningún deber, como tampoco no podemos exigir maravillas de quienes nos desinteresamos. Así de sencillo.
Primero tenemos que estar claros sobre lo que queremos y no limitarnos a quejarnos, reclamar e insultar. Es fácil expresar lo que no queremos, pero poco nos hemos puesto a pensar lo que sí queremos y cuáles nos parecen ser los medios para lograr lo que aspiramos. Si tenemos movimientos y partidos políticos sin programa, es porque no nos hemos sentado tampoco nosotros a pensar que programa de gobierno queremos, qué economía necesitamos, como estamos participando en las decisiones que nos afectan: Tenemos políticos que se parecen a nosotros mismos.
Por eso el dicho de Jesús de Nazaret: ?Antes de quitar la paja del ojo de tu prójimo, ¡quita la rama que tienes en el tuyo!?? Nos hacemos cómplices de los imperialismos que nos explotan, sin ver que los consolidamos nosotros.
He aquí 3 criterios que nos pueden ayudar a ver más claro en nuestra propia vida y en la organización más equitativa de nuestra sociedad. Tenemos que poner como prioridad la comunidad.
Tenemos organizada nuestra vida personal, familiar, profesional, social y religiosa desde el individualismo más obstinado. La suma nacional de estos individualismos nos trae competencia desenfrenada, oposiciones cada vez más violentas, desinterés total a los bienes comunes, explotación de los demás?? y todo el desastre en que nos encontramos. Por estas razones, el programa político ?pan, techo y empleo?? que entusiasmó en su época, con muy pocos cambios con las promesas actuales, nos ha llevado a la situación catastrófica en la que nos encontramos?? porque era un programa meramente individualista que terminó en la lucha de todos contra todos.
Han salido adelante unos pocos porque fueron más maliciosos, más fuertes, más violentos a costa de empobrecimiento, explotación y desgracia de la gran mayoría.
Hemos dejado de vivir comunitariamente, es decir, sintiéndonos una sola familia, cuidando los unos de los otros, ayudando al que menos puede y tiene?? creando así el infierno del individualismo que padecemos ahora.
Otro criterio para una vida personal y social más feliz es el compartir. Cuando dejamos de compartir dejamos crecer los unos en los otros, fomentamos la envidia, la ambición, el rencor, la dominación y aplastamos a los demás.
No compartimos porque no nos miramos como hermanos iguales; inventamos diferencias, divisiones, fronteras; construimos separaciones, muros y cortinas de hierro; fomentamos la humillación, el maltrato, la violencia?? Cuando dejamos de compartir creamos el desorden y la destrucción?? Es lo que estamos experimentando en estos
momentos. Las causas de nuestros males no están fuera de nosotros, sino primero en nosotros mismos.
La falta de compartir nos ha vuelto ciegos e incapaces de ver los caminos a recorrer.
El criterio del compartir es hermano gemelo de otro criterio: el de una vida sencilla, sobria, equilibrada. La acumulación creciente de bienes, posesiones y dinero nos lleva irremediablemente al egoísmo, el miedo a perderlo todo, a poner el corazón en las cosas materiales y no en las personas, desconfiamos de todos, nos pasamos la vida en preocupamos solo de lo que tenemos y nos encerramos en la jaula de bienestar fácil: Tenemos un montón de cosas innecesarias, inútiles y arrumadas que harían la felicidad de quienes sí las necesitan para sobrevivir y salir
adelante. Somos responsables de la muerte temprana de los que tienen sesgada su vida por nuestra acumulación culpable.
Todo esto: la comunidad, el compartir y la sobriedad, son los elementos indispensables a poner en práctica individualmente, en familia y socialmente para ser una país habitable, humano y civilizado, porque seremos la civilización del compartir comunitario.