Enviado a la página web de Redes Cristianas
Actualmente somos testigos de cómo todo un planeta que tardó cuatro mil millones de años en evolucionar se está destruyendo por la intervención de un sistema económico global que produce la destrucción del medio ambiente, una riqueza exorbitante para unos pocos y un masivo empobrecimiento, unas tecnologías de alto riesgo, …
Para que el mercado siga ganando nosotros tenemos que seguir hundiéndonos. Hoy en día 26 superricos poseen tanto
como la mitad más pobre de la población mundial. Aumentar absurdamente las fortunas de esta pequeña y poderosa casta parece ser el único objetivo que le queda a la economía capitalista. Se está devastando la Tierra por tales cifras de riqueza que crecen sin cesar.
Casi todo el mundo sabe del poder destructivo que
tiene este sistema, que está enfermo y que nos hace
enfermar. Aunque, cada día que pasa, aumenta más
el conocimiento sobre las desastrosas consecuencias de ‘seguir como hasta ahora’, la élite mundial mantiene a todo vapor su rumbo hacia la inevitable colisión.
La expansión de los últimos 500 años, partiendo de
Europa, se revela como una historia que, para la
mayor parte de la humanidad, ha estado asociada
desde el principio con el desplazamiento, el
empobrecimiento, la violencia masiva —hasta el
genocidio— y la destrucción del medio ambiente.
Desde hace unas cuatro décadas, la economía
mundial se dirige hacia una crisis que solo queda
disimulada por el endeudamiento cada vez mayor
de todos los actores, por unas burbujas financieras
que estallan en cracs económicos cada vez más
profundos.
Al mismo tiempo, el sistema ofrece a cada vez
menos personas un sustento de vida asegurado. Las
200 mayores empresas del mundo suman el 25 por
ciento del producto social mundial, pero sólo
emplean al 0,75 por ciento de la población mundial.
Una parte cada vez mayor de la humanidad está
quedando fuera del sistema económico, y no solo en la periferia, sino también en los centros de acumulación.
La civilización industrial ya ha desencadenado la
mayor extinción de especies desde la desaparición
de los dinosaurios hace 65 millones de años. Ha
creado un arsenal de armas con un poder
destructivo desconocido hasta ahora, y ya está
dañando los grandes sistemas que sustentan la vida
de la Tierra, es decir, el sistema climático, la vida
vegetal y animal, los suelos, los bosques, los
océanos, los ríos y los acuíferos, de una forma que
amenaza su propia existencia.
Las compañías multinacionales han pasado a
controlar la mayoría de los sectores estratégicos de
la economía mundial: la energía, las finanzas, las
telecomunicaciones, la salud, la agricultura, las
infraestructuras, el agua, los medios de
comunicación, las industrias del armamento y de la
alimentación
Según datos de la Conferencia de las Naciones
Unidas sobre Comercio y Desarrollo
(año 2012), existen más de 100.000 corporaciones transnacio-
nales en el mundo, de las cuales a su vez dependen unas 900.000 empresas filiales.
El gigante tecnológico estadounidense, Apple, se ha
convertido en la primera empresa en alcanzar una
valoración bursátil de 3 billones de US$. La cifra supera
el PIB conjunto de las mayores economías de América
Latina.
Greenpeace señala a ACS, de Florentino Pérez,
como una de las 20 empresas que han
protagonizado casos de violaciones al medio
ambiente y los derechos humanos. Las grandes
corporaciones no pagan a los Estados los impuestos
que deberían, lo que lleva a la desigualdad
económica y a la merma de los servicios públicos
.
Por otro lado, el rápido ascenso de los movimientos
fundamentalistas y de extrema derecha, así como el
aumento de las tendencias hacia el estado policíaco,
demuestran que también es posible que sean las
fuerzas totalitarias las que se apoderen de las
estructuras económicas y políticas en proceso de
desmoronamiento
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EN POCAS PALABRAS
¿EN MANOS DE QUIÉNES ESTAMOS?
15-M RONDA MAYO-2025 Nº 57